A las cuatro de la madrugá, Jesús Nazareno aparecía sobre el nuevo e imponente paso de misterio ante miles de linarenses que le esperaban en la Plaza de San Francisco. Es un momento único, emotivo, indescriptible y esperado.
Junto a la Centuria Romana Nazarena el Nazareno bendecía a los sones de Oración a sus gentes en un momento cumbre de la Semana Santa de Linares.
Esplendor, devoción, lágrimas de emoción y miradas clavadas en el Nazareno hicieron posible una madrugá sensacional y emotiva.
La Hermandad del Nazareno puso en las calles una estación de penitencia repleta de cientos de penitentes de luz, lo que se podría denominar como un pedazo de Hermandad en las calles.
Trompeteros, banda de cabecera, costaleros y costaleras y un sin fin de detalles más, hacen posible que el Viernes Santo con esta Cofradía en la calle se vista de gala, de sentimientos cofrades, de devoción sin límites y de amor a Jesucristo.
De nuevo San Juan Evangelista y Nuestra Señora del Mayor Dolor pusieron su sello personal en este día tan señalado, en definitiva una Hermandad que verdaderamente es un lujo y un honor contemplarla en las calles de Linares. Que emotivo y hermoso regalo recibe Linares cada madrugá, que nunca se acabe.
Sobre las once de la mañana el cielo se cubrió de nubes y apareció la,lluvia, lo que originó que la Hermandad tuviera que deshacer su estación de penitencia y poner rumbo con sus pasos a la Iglesia de San Francisco y al Juzgado donde nuestra Señora del Mayor Dolor tiene sus salida.
Se rompió la mañana por la lluvia pero no todas las horas vividas vividas antes de ese factor.