Si bien en la anterior remodelación de las líneas de autobuses los ciudadanos podían aportar alternativas que hubieran mejorado un proyecto mejorable, la que se quiere hacer ahora está sujeta a una serie de condicionamientos técnicos que obliga a actuar de prisa.
La razón es simple: en esta ocasión existe una obra del tranvía que lo condiciona todo y lo único que necesita el proyecto es que cada cambio que tenga que hacerse deba pasar por una asamblea. Otra cosa es cuando todo haya terminado.