Generan conflictos, reducen intimidad pero nadie se imagina la vida ya sin ellas. Las nuevas tecnologías son indispensables también para los malagueños, que abogan por auto-imponerse algunos límites.
Más de la mitad de los españoles considera que el uso del móvil, con todas las posibilidades que integra, ha aumentado los conflictos familiares, ha reducido la comunicación cara a cara y ha disminuido la protección de la intimidad. Esta última queja la comparte el 80% de os encuestados por el Centro de Investigaciones Sociológicas en el último barómetro de marzo. Los malagueños lo corroboran.
Chatear durante la cena es un acto que los padres reprochan a sus hijos en la mesa familiar. Y algún que otro ‘Me Gusta’ en Facebook se convierte en motivo de bronca conyugal.
Son efectos ‘colaterales’ de un bien mayor: la conectividad absoluta. Al menos, es lo que defienden sus aliados, los ‘enganchados’ como les denominan algunos.
Sea cuestión de civismo o de costumbre, el caso es que para frenar los dedos ante una pantalla táctil, hay que auto-imponerse algunos límites para evitar obsesiones y abusos.