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Gente, lugares y tradiciones

Warwick, betel de los Testigos de Jehová

Situadas junto a un gran lago, las inmensas instalacioneS del nuevo betel de Warwick, el más grande del mundo, se construyen a expensas de miles de voluntarios

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Para septiembre u octubre de 2016, año del centenario de la muerte del pastor Russell, fundador del movimiento de los Estudiantes Internacionales de la Biblia, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová proyecta inaugurar su nueva sede betel en Warwick (Nueva York), que curiosamente inserta en su fachada principal el esquema de la torre que se había prohibido exhibir en las congregaciones. Situadas junto a un gran lago, las inmensas instalaciones inmobiliarias del nuevo betel, el más grande del mundo, se construyen a expensas de miles de voluntarios de las congregaciones mundiales de Testigos de Jehová, quienes se ofrecen entusiásticamente y sin sueldo -tan solo reciben la correspondiente manutención- para las tareas de construcción y acondicionamiento de los terrenos.
Para ayudarse a acometer proyecto de envergadura tan espectacular, el Cuerpo Gobernante de los Testigos está vendiendo -además de sucursales y salones de asambleas y del reino por todo el orbe- los más de treinta edificios que tiene en Brooklyn, Nueva York. En 2012 fue vendido en 81 millones de dólares el Hotel Bossert de los Testigos de Jehová, uno de los más lujosos de la ciudad de los rascacielos. 

Las obras de Warwick ya suponen mucho más dinero del que se tenía previsto, debido sobre todo a que se detectó que una parte de los terrenos estaba contaminada con productos químicos altamente cancerígenos, particularmente bifenilos policlorados, los cuales habrían sido vertidos por la empresa Nickel, la anterior inquilina, que enterraría los desechos de su industria entre los años 60 y 80. Estas venenosas sustancias pueden afectar a los pozos de agua potable de la zona. Existe documentación de que ya en el 2005 se esperaba realizar un profundo estudio acerca de la contaminación existente en el lugar, estudio que posteriormente dio resultados positivos. Los líderes de los Testigos de Jehová han demandado a la empresa contaminante, exigiéndole la correspondiente compensación por daños y perjuicios.

La información aquí expuesta procede -además de la de ex betelitas que tras largos años de servicio han sido despedidos ante la imposibilidad de seguir siendo mantenidos por la organización de los Testigos- del artículo periodístico de Hema Easley, del Times Herald Record, que investigó a fondo el asunto. Easley notifica que el Cuerpo Gobernante conocía el problema desde el año 2012, aunque sale en 2016 a la luz pública, mientras se limpia la propiedad bajo la dirección del Departamento de Conservación Ambiental. No se sabe si la descontaminación puede realizarse por completo y se ignora a qué consecuencias futuras han de encararse quienes allí vivan.

Como resultado del artículo periodístico aludido, decenas de familias de jóvenes trabajadores voluntarios de Warwick exigieron que sus hijos fueran devueltos a casa inmediatamente. Pero casi todos los voluntarios ni se enteraron del tema y continúan allí sus labores, en tanto que el Cuerpo Gobernante no les previene de la realidad del grave peligro de contaminación química al que pueden estar expuestos.

El Cuerpo Gobernante ordenó el cese de todos los trabajos que se realizaban en las sucursales y salones del reino y de asambleas del mundo, con el objeto de dar prioridad a las obras de Warwick. Al mismo tiempo, los beteles mundiales en activo se están vaciando de gran número de trabajadores que habían dedicado su vida entera a servir en ellos. El motivo principal es la crisis financiera por la que atraviesa la organización de los Testigos de Jehová, a la par de la sangría de Warwick, de quien el fallecido miembro del Cuerpo Gobernante Guy Pierce dijo que no estaba seguro de si era la voluntad de Jehová trasladarse a ese lugar. Las últimas noticias que llegan es que también se está vaciando el Betel de Londres, en tanto que el de Rusia ya fue cerrado.

Por añadidura, la Organización, que a través de la Sociedad Watch Tower tiene invertidos millones de dólares en hedge funds, unos fondos de inversión que solamente los altos millonarios del planeta pueden permitirse, ha tenido que desprenderse de importantes sumas en concepto de indemnizaciones a víctimas de pederastia. Se espera el dictamen final de la Real Comisión de Australia, ante la que en agosto del 2015 hubo de presentarse a declarar Geoffrey Jackson, del Cuerpo Gobernante.  
 
En el 2015 el miembro del Cuerpo Gobernante Stephen Lett, que en los países latinos apodan cariñosamente ‘el llorón’, explicó en la emisora televisiva de los Testigos de Jehová que los gastos están superando a los ingresos, por lo que se precisaban donaciones urgentes de los adeptos. Ya en las congregaciones se había pedido que los hermanos donaran cierta cantidad fija mensual para la construcción de salones del reino. En este momento dichas construcciones están paradas, salvo unas pocas; pero el dinero para tal misión continúa recaudándose, aunque, debido a la crisis, hay congregaciones que no pueden cumplir con esta asignación.  

La impresión de las revistas La Atalaya y Despertad se ha reducido prácticamente a la mitad, evidentemente porque no hay suficiente liquidez y no pueden mantenerse los costos de tinta, papel y maquinaria de las imprentas. La tendencia actual es que cada Testigo se baje la información por Internet y se la imprima en su propia tipiadora. De los beteles mundiales se ha proyectado despedir de momento al 30% del personal. Muchos de los trabajadores voluntarios que esperaban el fin inminente del sistema mundial y que han pasado media vida o más en los beteles, tienen edades superiores a 50 años, están solos y jamás estudiaron una carrera o aprendieron un oficio con el que poder ganarse la vida. Se espera que las congregaciones se hagan cargo de ellos.    
Warwick, el nuevo betel de los Testigos de Jehová, no es el paradisíaco entorno que se creía. Está en el punto de mira negativo de muchos adeptos, sobre todo de los que han sido despedidos de los beteles por falta de medios para mantenerlos. El lugar es ciertamente bello y rebosa de frondosa vegetación; pero una parte del suelo, precisamente la que limita con las fuentes de agua, está contaminada por productos químicos que la Administración de los Estados Unidos considera peligrosos, por lo cancerígenos.

Es probable que a día de hoy se haya descontaminado casi todo; pero ello ha tenido que ser a un costo del que ni siquiera los líderes calcularon. Se han tenido que contratar profesionales con sofisticado material y herramientas. Incluida la caprichosa tecnología aplicada al lago para que pueda desaguar automáticamente en caso de inundaciones, los costos de materiales de construcción y descontaminación suponen centenares de millones de dólares, sin contar mano de obra de construcción, que es gratuita.

A la gran heredad de Warwick han de añadirse las haciendas de Patterson y Wallkill, Nueva York, con sus inmensas granjas y huertas que abastecen de alimentos a los, por ahora, miles de trabajadores voluntarios que en las mismas faenan, muchos de ellos por temporada. Su mantenimiento se estima exorbitante, aunque no tanto como el que hoy supone Warwick, del que Guy Pierce dudaba que tuviera la aprobación de Jehová.   

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