El inicio de la Guerra de la Independencia española coincide con el comienzo de la historia contemporánea.
El ejército francés al mando del mariscal Murat entró en España en 1808 ocupando ciudades estratégicas. Las guerras y tratados con los franceses desataron la ira popular, manifestada en el Motín de Aranjuez (18 de marzo de 1808), provocando la caída del valido y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII. Sucesos que denotan la crisis del Antiguo Régimen y la descomposición política de la monarquía borbónica; Napoleón, árbitro de la situación, decidió hacer de España un estado satélite de Francia. Carlos IV pidió ayuda al emperador francés, quién con engaños le atrajo a él y a Fernando VII a Bayona, donde obligó a ambos a abdicar en su persona, y nombró rey de España a su hermano José Bonaparte en las abdicaciones de Bayona, abril de 1808.
El 2 de mayo de 1808 se produce el levantamiento del pueblo de Madrid contra el invasor. El motivo inmediato fue impedir la salida del Palacio de Oriente del resto de la familia real para ir a Bayona. Oficiales de artillería (Daoiz, Velarde y Ruiz), dieron armas a la gente. Murat reprimió el levantamiento con gran dureza. En los días siguientes, se extendió la insurrección por toda España, al unirse espontáneamente a la rebelión muchas ciudades y provincias.
José I convocó una asamblea de notables españoles, que firmaron el Estatuto de Bayona (julio de 1808).
Ante el vacío de poder creado por la ausencia de Fernando VII y la colaboración del Gobierno con los invasores, se formaron las Juntas de Defensa. Primero fueron locales y luego provinciales, coordinadas por la Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino, establecida el 25 de septiembre de 1808 en Aranjuez y presidida por el Conde de Floridablanca, que asumió la tarea de dirigir la guerra y gobernar el país en las zonas no ocupadas. Salió del Real Sitio de Aranjuez trasladándose por Talavera y Trujillo a la ciudad de Sevilla. El 28 de diciembre de 1808 fallece Floridablanca y la presidencia de la Junta Central recae en el Marqués de Astorga. El 13 de enero de 1810 la Junta Central decreta el traslado a la Isla de León. La Junta Central se disolvió en la Isla de León el 31 de enero de 1810, teniendo lugar el nombramiento del Supremo Consejo de Regencia, cuyos miembros fueron: el obispo de Orense, el general Castaños, el Consejero de Estado Saavedra, el Teniente General de Marina Antonio de Escaño y el Consejero de Indias Esteban Fernández de León. El duque de Alburquerque entra con sus tropas de infantería y caballería en la Isla de León.
Era el ejército de Extremadura. Una división del ejército francés llega al Puerto de Santa María el 6 de febrero de 1810, ocasionando un avance con caballos al arrecife del puente de Suazo. Así se inicia la invasión francesa a la Isla de León y a Cádiz, único reducto de la independencia española. El 14 de febrero de 1810 se nombraron diputados suplentes de América y Asia con el objetivo de representar a los propietarios mientras no lleguen a la península. La Regencia declara el establecimiento del congreso el 24 de septiembre, teniendo lugar en esta fecha memorable la instalación y Primera Sesión de las Cortes Generales y Extraordinarias en el Teatro de las Cortes de la Isla de León. El 15 de octubre de 1810 las Cortes sancionaron la unidad de todos los dominios españoles, europeos, americanos y asiáticos en una sola misma monarquía, nación y familia siendo los naturales de tales territorios iguales en derecho.
Las Cortes declararon la libertad de imprenta el 10 de noviembre de 1810. Las Cortes aprueban la proposición de nombrar una comisión para redactar el proyecto constitucional con fecha el 9 de diciembre de 1810. La última sesión de las Cortes Generales y Extraordinarias en el Teatro de las Cortes de la Isla de León tuvo lugar el 20 de febrero de 1811.
El 24 de febrero de 1811 se trasladan a Cádiz el Consejo de Regencia y las Cortes. La fecha de traslado se había fijado en octubre del año anterior, pero al declararse en Cádiz nuevamente la fiebre amarilla en forma epidémica optaron por suspender el traslado hasta febrero de 1811. La iglesia de San Felipe Neri es destinada para sus sesiones, y allí las prosiguen reformando la legislación española y discutiendo la constitución de la monarquía.
El 19 de marzo de 1812 es el día fijado para la publicación de la constitución, la constitución entre sus numerosos decretos contenía el reparto de terreno baldíos, la creación del Consejo de Estado, la promulgación de la constitución del Estado, la declaración nula de la cesión hecha a Napoleón de la corona de España, la creación de la diputaciones provinciales, declaración obligatoria a la nación del pago de la deuda pública, libertad de industria, declaración de inviolabilidad de los diputados, creación de la Orden de San Fernando, extinción de los señoríos, abolición del tormento, abolición del Tribunal de la Inquisición, entre otros. Al comenzar el año 1812, Cádiz sigue siendo las Cortes de España.
De aquí continúan saliendo expediciones para la reconquista de la nación. Lo que es Cádiz en estos años se explica por el dicho vulgar de los caleseros, que por su natural gracia andaluza cuando algún pasajero extraña el subido precio que se le pide por ir en Calesa a la isla, al Cerro de los Mártires o a Santi-Petri suelen responder: "considere usted señorito que a donde voy a llevarle es la frontera con Francia". El 25 de agosto de 1812 se levantaría el sitio a la ciudad de las tropas napoleónicas. La epidemia de fiebre amarilla que se declaró en Cádiz en 1813 afectó a sesenta diputados falleciendo veinte, entre ellos el ecuatoriano José Mexía Lequerica y el puertorriqueño Ramón Power; las Cortes Ordinarias se reunieron el 25 de septiembre acordándose su traslado a la Isla de León debido a los progresos que había hecho en Cádiz la fiebre amarilla. El traslado tuvo lugar con fecha de 14 de octubre de 1813. El 27 de noviembre de 1813 las Cortes concedieron el título de Ciudad con la denominación de San Fernando a la Villa de la Real Isla de León. En San Fernando permanecerían hasta el 29 de noviembre del mismo año en que pasarían a Madrid donde residieron hasta mayo de 1814 en que fueron disueltas por Fernando VII a su regreso de Valençay donde había estado prisionero por los franceses.
La Guerra de la Independencia fue una guerra popular y de liberación nacional contra la dominación francesa. Es un fenómeno muy complejo. Fue un conflicto internacional, iniciado en 1792 en que participarán Inglaterra, Portugal y España contra Francia. La intervención del ejército inglés, dirigido por el duque de Wellington, fue decisiva. También fue una guerra civil. Ante la invasión francesa se presentan dos actitudes de los españoles; los afrancesados y el frente patriótico. Entre este último se encuentran los ilustrados, los liberales y los absolutistas.
La resistencia popular espontánea se extendió por todo el país y desarticuló el plan francés de ocupación de controlar los principales puertos peninsulares (Cádiz, Barcelona, Lisboa). El ejército del general Castaños venció al del mariscal Dupont en Bailén (19 de julio de 1808), lo que impidió la ocupación de Andalucía. Los franceses se replegaron al país vasco-navarro. José I abandonó Madrid.
Fue Napoleón quien dirigió la contraofensiva con un ejército de 250.000 veteranos de la Grande Armée y avanzó hasta Madrid donde José I fue restablecido. Obligado a volver a París, sus generales continuaron la ocupación de la Península, aunque el relieve y la aparición de las guerrillas populares dificultaron el avance. Zaragoza y Gerona, defendidas por los generales Palafox y Álvarez de Castro respectivamente, sufrieron duros sitios; Cádiz resistió gracias a su privilegiada situación geográfica. Los ingleses, dirigidos por Wellington, tras ganar la batalla de Talavera (1809) se replegaron y resistieron en Portugal.
De julio de 1812 hasta diciembre de 1813, los ejércitos anglo-españoles comienzan la ofensiva. Napoleón envía sus tropas preferidas para la campaña de Rusia. Wellington ocupó Badajoz. Las victorias de Los Arapiles (Salamanca, julio 1812), Vitoria (junio de 1813) y San Marcial (en territorio francés) dieron fin a la guerra. Napoleón firmó la paz en el Tratado de Valençay (11 de diciembre de 1813) y devolvió la corona a Fernando VII.
La Guerra de la Independencia fue terrible para España. Además de miles de muertos y heridos, las destrucciones fueron enormes y causaron hambre, epidemias, la ruina de la agricultura y la ganadería, la paralización del comercio y de la incipiente industria y el aumento de la enorme deuda estatal. La insurgencia independentista responde al estímulo de la Revolución Americana (1775-1783), y a la ocasión propiciada por las tropas napoleónicas en la península.
En la crisis del Imperio (1809-1814) las Juntas americanas creadas igualmente que las peninsulares, defendían la autoridad de Fernando VII frente los seguidores de José Bonaparte. Confusiones de esta fidelidad son intrínsecas a las proclamaciones americanas de 1809-1810. Así en la revuelta criolla de Quito la Junta expuso en 1809 que "la América española no debe seguir el destino de España sino conservar la independencia de Nueva Granada de modo que Fernando VII pueda venir a gobernarla".
Los liberales de las Cortes de Cádiz proponían como solución a la postura colonial de autogobierno conceder derechos políticos plenos a los ciudadanos americanos, pero la Constitución de 1812 restringe el número de diputados americanos, esto hizo que el patriciado criollo pensara en la rebelión.
Los principales focos revolucionarios fueron: El virreinato de Río de la Plata, donde en 1810 el cabildo de Buenos Aires formó una Junta que proclamó la Revolución de Mayo. También en Chile triunfó el movimiento y se exportó la revolución a otros territorios. En 1811 Paraguay se hará independiente y en 1813 Uruguay. En el virreinato de Nueva Granada y Venezuela la oligarquía criolla tomó la iniciativa. Simón Bolívar se hizo jefe del movimiento y proclamó la Primera República de Venezuela en 1810. En el virreinato de Nueva España (México) la revuelta del cura Hidalgo en 1810, apoyado por los campesinos indios que saquearon y exterminaron a terratenientes, adquirió tintes sociales. Criollos y peninsulares se unieron contra él y fue fusilado. En 1812 el cura Morelos se levantó con igual resultado. El virreinato del Perú será un bastión realista. El virrey Abascal tuvo una actuación decisiva, sofocando las rebeliones.
En 1815 una expedición militar de 10.000 hombres al mando del general Morillo restableció la autoridad de Fernando VII, salvo en el virreinato del Río de la Plata que conservó su independencia.
En el período comprendido entre los años 1816-1824, la mayoría de las colonias obtendrá su independencia. Grandes libertadores, como Simón Bolívar y el general San Martín, guiarán a los ejércitos coloniales, apoyados por Inglaterra y EEUU.
En 1816 se producirá la definitiva declaración de independencia de Argentina. En 1817 el general José de San Martín organizó un ejército con el que cruzó los Andes y derrotó a los realistas en Chacabuco (1817) y Maipú (1818) que dieron la independencia a Chile. En 1820 avanzó hacia Perú.
En 1818 resurgió el independentismo venezolano con Simón Bolívar, quien se atrajo a las masas al abolir la trata de negros y prometer recompensas. Sus victorias en Boyacá (1819) y Carabobo (1821) y la de su lugarteniente Sucre en Pichincha (1822) le permitieron formar la Gran Colombia (Venezuela, Colombia y Ecuador) de la que Bolívar será presidente. Su sueño era crear unos Estados Unidos del Sur.
El pronunciamiento liberal de Riego en 1820 provocó un giro político en la Península (Trienio Liberal, 1820-23) y aceleró el proceso de independencia. San Martín se entrevistó en Guayaquil con Bolívar en 1822 y llegaron a un acuerdo San Martín desde el sur y Bolívar por el norte lograron vencer a los realistas de Perú. La batalla de Ayacucho librada el 9 de diciembre de 1824 marcó el fin de las guerras de independencia en Sudamérica. A raíz de la victoria de Ayacucho, el Congreso del Perú confiere a Antonio José de Sucre el grado de Gran Mariscal de Ayacucho. En 1825, Bolívar redacta y publica su resumen sucinto de la vida del general Sucre, único trabajo en su género realizado por el Padre de la Patria. Allí, no escatima elogios ante la hazaña culminante de su fiel lugarteniente: "La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del General Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta y su ejecución divina. El General Sucre es el padre de Ayacucho, es el redentor de los hijos del Sol: es el que ha roto las cadenas con qué envolvió Pizarro el Imperio de los Incas".
En México los decretos anticlericales de las Cortes en el Trienio Liberal crearon gran malestar entre la oligarquía criolla. En 1821 el general Agustín de Itúrbide publicó el Plan de Iguala, que garantizaba la independencia, la defensa de la religión católica y la unión de todos los mejicanos. Los propietarios y la Iglesia le apoyaron y México alcanzó la independencia Itúrbide se proclamó Emperador en 1822 (Agustín I). Las colonias de América Central se irán independizando desde 1821; la República de Centroamérica (1823) se separará luego en cinco repúblicas (Costa Rica, Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua).
Aunque el independentismo continuaría su proceso político, los seis países que se crearon como resultado de las Guerras de Independencias Hispanoamericanas fueron: Gran Colombia (República de Colombia), Primer Imperio Mexicano, Provincias Unidas del Río de la Plata, Bolivia, Perú y Chile.
Adicionalmente, hubo un movimiento independentista que tuvo éxito sin derramamiento de sangre y que resultó en la creación de otro país: Paraguay.
Después de complejos procesos que se sucedieron en años posteriores, dieron origen a 16 estados hispanoamericanos: Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay Venezuela. En el Caribe, la República Dominicana seguirá formando parte de España hasta el año 1844, mientras que Cuba y Puerto Rico los seguirán haciendo hasta su separación como resultado de la Guerra Hispano-Estadounidense en el año 1898.