Ostrom y su compatriota Oliver Williamson, con quien compartirá los 10 millones de coronas (980.000 euros o 1,4 millones de dólares) con que está dotado el premio, fueron distinguidos por sus análisis sobre política económica de las propiedades comunes y de los límites de las empresas, respectivamente.
El premio de Economía, que no forma parte del legado de Alfred Nobel y se otorga desde 1969 en vez de desde 1901, era el único que nunca había incluido a una mujer en su palmarés, que hasta ayer contaba con 64 galardonados en 40 ediciones.
La elección de Ostrom redondea una edición histórica en la que se ha batido el número de mujeres galardonadas en un año, con cinco del total de doce premiados.
Las estadounidenses Elizabeth Blackburn y Carol Greider ganaron el de Medicina, con su compatriota Jack W. Szostak, por sus estudios sobre el envejecimiento de las células y su relación con el cáncer.
La israelí Ada E. Yonath compartió el premio de Química con los estadounidenses Venkatraman Ramakrishnan y Thomas A. Steitz por mostrar el aspecto y funcionamiento de los ribosomas a nivel atómico mediante un método denominado cristalografía de rayos X.
La escritora rumano-alemana Hertha Müller obtuvo el de Literatura al día siguiente, y Elinor Ostrom ha cerrado el palmarés.
Al premiar a Ostrom y a Williamson la Real Academia Sueca reconoce a dos estudiosos que han contribuido de forma decisiva durante tres décadas a situar la política económica como campo de investigación central, demostrando que los análisis económicos pueden arrojar luz sobre la mayor parte de formas de organización social.
Ostrom ha demostrado cómo las asociaciones de propietarios pueden administrar con éxito propiedades comunitarias, mientras que Williamson ha desarrollado una teoría en la que las empresas sirven de estructuras para la resolución de conflictos.
A partir de estudios de propiedades comunes de bancos pesqueros, pastos, bosques, lagos y aguas, Ostrom concluyó que los resultados son con frecuencia mejores de lo que predicen las teorías estándares y que los usuarios desarrollan mecanismos sofisticados para tomar decisiones y reforzar las reglas al tratar conflictos de intereses.
De este modo, Ostrom ha aclarado las características centrales del autogobierno, como que la participación activa de los usuarios es esencial, y las reglas impuestas desde el exterior tienen menos legitimidad y hay mayor probabilidad de que sean violadas.
Williamson se propuso clarificar por qué algunas transacciones ocurren dentro de las empresas y no en los mercados, y concluyó que las organizaciones jerárquicas emergen cuando las transacciones son complejas o no estándares y cuando las partes son interdependientes.