Por Luis F. Martínez Montiel
Recuerda a otros aislamientos y confinamientos sufridos por la humanidad y de ellos en sus países todavía andan recuperándoseUna humanidad que, obsesionada por un virus, es incapaz de tratar humanamente a sus mayores es poco humana. Estamos intentando sacar a nuestra madre del confinamiento ilógico (ella no tiene síntomas de ningún contagio), que la esta debilitando día a día. Encerrada desde hace dos semanas en una habitación de tres por tres, sin una explicación, sin unas condiciones de humanidad mínimas. Es cierto... la alimentan y la visten... y la dejan durante todo el día en medio del silencio de una planta vacía... ¿es eso mejor que quedar afectado por el coronavirus?
Ella estaba aguantando bien hasta hace unos días… ahora la escuchamos, a penas, languidecer a través del teléfono. ¿Es justo hacerle eso, cuando cambiando sus macabras instrucciones, como se ha hecho ya en otras comunidades, la podríamos tener en casa, donde no solo no tiene contagios, sino que en cuarentena y respetuosos con los demás, ella si es solidaria, aguantaría la cuarentena con su familia?
A quien corresponda:
pregúntese que gana la humanidad con ese encierro demencial, bárbaro e injusto. Es un confinamiento o un tratamiento de apestado como si ellos hubieran hecho algo, como si por el hecho de ser mayores, tuvieran que ser dejados a un lado. Recuerda a otros aislamientos y confinamientos sufridos por la humanidad y de ellos en sus países todavía andan recuperándose.
Por favor a quien corresponda, no mire hacia otro lado, no piense que no es el responsable. Todos somos responsables de esta locura, pero la humanidad, esa por la que canta el himno, es un objetivo, un deseo. Sean humanos e igual que en otras comunidades permitan que los ancianos, se puedan reunir con sus familias. De lo contrario será una losa que lleven sobre sus hombros el resto de su vida. No, no habrán salvado vidas. No se engañen. Simplemente habrán tomado la cobarde decisión de apartar lo que no comprenden... ya lo hicieron otros y se parecen mucho a ustedes, aunque ellos eran más rubios y altos.
Ahora solo quiero recordar los versos, si de un catalán, yo no lo soy, pero comparto tanto con él que me gustaría regalarle una pequeña parte de su obra.
Hagan algo, no nos abochornen. Los han elegido para cuidar a la humanidad, sí, a la del himno. Háganlo se lo deben