Que el juzgado de Sevilla haya ratificado la
suspensión de la tala del ficus de San Jacinto ha sido una noticia que se ha acogido de maneras muy diferentes en el
barrio sevillano de Triana. Pero para controversia la que se ha visto reflejada tanto por parte de la
Parroquia de San Jacinto, empeñada desde hace meses en la tala de este centenario, como por parte de las
asociaciones ecologistas que velan por el mantenimiento de este gigante.
Iglesia o ficus
Los motivos que desde agosto viene enumerando la
Iglesia de San Jacinto en sus redes sociales es que se trata de un ejemplar que “además de
crecer de forma desmesurada en el lugar menos adecuado, nos supone un
sobrecoste económico que se saca del mismo fondo que se le dedica a nuestra labor social y genera daños estructurales a la iglesia como al muro de contención, a la calle y a bloques colindantes”, a la vez que alertan de
uno de los peligros quizá más preocupantes, que “pueda ocasionar
nuevas desgracias personales como las que ya ha ocasionado, o incluso peores”.
En esta línea y frente a esta medida cautelar emitida por el juzgado, el
párroco de la iglesia,
Fray Javier Rodríguez, ha recordado insistentemente a este periódico que se trata de una resolución que “
no deja de ser una medida provisional”, a la vez que asegura “acatar la ley en todo momento” y continuar diariamente “
con los trabajos de cuidado y riego del ejemplar”.
Medioambiente y patrimonio
Frente a ello, el
portavoz de la Plataforma de Defensa del Ficus de San Jacinto, David López, contesta. “No nos referimos a la Iglesia ni al Arzobispado, estamos hablando
exclusivamente de la parroquia de San Jacinto”, aclara. Con ello, desmonta el discurso completamente: “La postura de ellos parte de
una premisa que es mentira”. En esta línea, explica que “se han hecho estudios en los que consta que
no hay daños a la edificación. Hay unas raíces superficiales en los primeros metros de la Iglesia que no comprometen para nada al edificio. Por otro lado,
sí se pueden causar daños a los particulares, ciertamente han caído ramas en alguna ocasión, pero esto puede pasar con el ficus de San Jacinto y con cualquier árbol que pase de los cinco o seis metros si no tienen un adecuado mantenimiento.
Usted debe cuidar un árbol que es de su propiedad, es su obligación como propietario”, añade.
A la pregunta de por qué debemos mantener este ejemplar el portavoz da
dos motivos: medioambiental y patrimonial. “Por un lado, el provecho que genera un árbol de ese porte a la ciudad de Sevilla es obvio. Es fundamental en una ciudad que con el cambio climático está alcanzando temperaturas cercanas a los 50 grados. De igual forma es patrimonio la iglesia de San Jacinto o un bien arquitectónico como
un árbol de más de 110 años”.
El debate llega a las calles
La controversia no ha quedado ahí y trasciende también al propio barrio de Triana. “Después de cien años ya ha rendido bastante y lo que hay que hacer ahora es
quitarlo de en medio porque nos está haciendo polvo”, opina el propietario de una vivienda situada justo en frente del templo, quien, además, asegura haber estado en una ocasión paseando por el patio del convento
cuando cayó una rama del árbol que “no le dio de milagro”, cuenta. Este vecino clama contra las manifestaciones en contra de la tala del ejemplar convencido de que
“se quejan de cortar este árbol porque está ubicado en un convento”.
“Yo lo he visto desde que era pequeña, he crecido con él, y me daría mucha pena no volver a verlo” cuenta, por otro lado, una vecina que paseaba por la zona. “El barrio de Triana no quiere perder este árbol porque
es un icono, una seña de identidad” y, en esta línea, propone una solución: "
preocuparse por él, cuidarlo, podarlo y quitar las ramas que estén mal. Es peligroso y por eso se tienen que hacer responsable el Ayuntamiento, la Iglesia o quién sea”, añade.