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Viernes 15/11/2024
 
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Sevilla

La sequía acaba con 1.700 hectáreas de crucíferas en el Bajo Guadalquivir

De las 1.700 hectáreas que deberían estar sembradas a esta fecha solo hay alrededor de 200 entre todos estos cultivos en el Bajo Guadalquivir

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  • La sequía afecta gravemente a los agricultores andaluces. -

La falta de precipitaciones y las altas temperaturas vuelven a hacer estragos en el campo andaluz. En este caso, le ha tocado el turno a la cosecha de crucíferas --coliflor y brócoli--, a la cebolla, a la alcachofa y a la zanahoria, que de las 1.700 hectáreas que deberían estar sembradas a esta fecha solo hay alrededor de 200 entre todos estos cultivos en el Bajo Guadalquivir. En estas hectáreas, el cultivo es además de tan baja calidad que "no sirve ni para el mercado ni para la industria".

Así lo ha explicado en declaraciones a los medios el responsable de transformados de COAG, Diego Bellido, quien ha desgranado que tendrían que haberse sembrado 1.200 hectáreas de coliflor y brócoli, 200 de alcachofas y otras tantas de cebolla y 150 hectáreas de zanahorias. Sin embargo, ha subrayado que solo hay 200 hectáreas entre todos estos cultivos, mientras que 50 hectáreas están abandonadas porque "esto es un desierto". "Los agricultores no tienen agua para aportársela a estos cultivos porque la sequía y las altas temperaturas han hecho estragos", ha lamentado.

En esta línea, ha señalado que las elevadas temperaturas que se han mantenido desde septiembre hasta noviembre están "dando problemas" porque "el cultivo no se está desarrollando igual, es de mala calidad y no es atractivo para el mercado". Además, ha añadido que ha florecido y este hecho "no es óptimo" para la industria, lo que se traduce en "pérdidas totales".

"Estamos hablando de una tormenta perfecta, que se suma a los problemas de los huevos y la leche. Los agricultores se han tenido que trasladar a localidades con más agua con los costes que eso supone, por lo que la provincia de Sevilla tiene un problema muy gordo", ha manifestado. Ante ello, ha dicho que las consecuencias las pagará el consumidor, que verá incrementado el precio de este cultivo en los lineales de los establecimientos.

 

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