El expresidente de la Junta de Andalucía Rafael Escuredo ha manifestado este miércoles, durante su discurso de proclamación como doctor honoris causa por la Universidad de Sevilla, que la consecución de Andalucía como autonomía histórica no le supuso ningún privilegio pero "quebró el modelo asimétrico" previsto inicialmente.
Rafael Escuredo (Estepa, Sevilla, 1944) ha sido proclamado doctor honoris causa por la Universidad de Sevilla en un acto cuyo laudatio ha sido realizado por el expresidente del Parlamento andaluz Ángel López y donde ha estado arropado por veteranos exdirigentes socialistas y el secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, y que ha sido presidido el rector de la Universidad sevillana, Miguel Ángel Castro.
Bajo la cúpula de la Iglesia de la Anunciación de Sevilla y a escasos metros de la cripta donde se encuentra el Panteón de los Ilustres, como el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, Escuredo ha querido tener un recuerdo también para el expresidente José Antonio Griñán, al que le ha deseado una "pronta recuperación" de su "grave enfermedad".
Con la atenta mirada de algunos de sus sucesores en la Presidencia de la Junta, concretamente José Rodríguez de la Borbolla y Manuel Chaves; del exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, el pausado discurso de Escuredo ha reivindicado la doctrina de la "rebelión andaluza" creada para alcanzar la autonomía en España.
En un discurso en el que ha repasado su experiencia al frente del Gobierno andaluz y la lucha de los andaluces por lograr que su autonomía se rigiera por la vía del 151 de la Constitución, ha llamado la atención sobre que a Andalucía no se le "obsequiara" por su "enorme aportación" a la implantación del constitucionalismo en España.
"Curiosamente, si la Disposición Transitoria Segunda de la Constitución puso en valor los territorios que en el pasado habían plebiscitado su Estatuto, en el caso de Andalucía ni se obsequió su esplendor en tiempos árabes, ni su papel determinante en la conquista de América, ni su enorme aportación a la implantación del constitucionalismo en España", ha explicado el expresidente de la Junta de Andalucía.
Tampoco se le obsequió "por su riqueza cultural y artística, ni su dimensión política, demográfica, y geográfica, ni su condición de frontera sur de la Unión Europea, ni su vocación de puente entre dos continentes y tres culturas; ni, por último, las luchas andalucistas por el autogobierno, con Blas Infante a la cabeza".
Según el veterano dirigente socialista, para Andalucía "no hubo ningún tipo de privilegio" sino que el logro de ser una comunidad 'histórica' se debió a la "voluntad firme y democrática de un pueblo de autogobernarse", y el acceso a tener la condición de autonomía política "quebró el modelo asimétrico previsto por el constituyente".
Esto provocó, según Escuredo, una nueva lectura de la Constitución en términos de igualdad, homogeneidad y simetría; una operación político-constitucional "de altos vuelos" que cambió el curso de la historia, al configurar el Estado Autonómico, con el que España ha conseguido las décadas de paz y prosperidad más longevas de su historia.
Ha ofrecido un consejo a los académicos e invitados presentes: Si en el futuro se plantea una reforma de la Carta Magna para caminar "hacia otra forma de organización del Estado" debería quedar en la memoria "la lucha del pueblo andaluz" por su autonomía política, por su autogobierno pleno, "y por no ser más que nadie, pero tampoco menos".
Rafael Escuredo fue presidente de la Junta de Andalucía entre 1979 y 1984, primero formando parte de la junta preautonómica y después tras ganar las primeras elecciones autonómicas, fue alumno de la Universidad de Sevilla, donde se licenció en Derecho y dio clases de Derecho del Trabajo.
Para el nuevo doctor honoris causa de la Universidad de Sevilla, la aprobación del autogobierno para Andalucía por la vía del artículo 151 tuvo un gran un interés constitucional, al ser la única comunidad que, "además de recorrer el procedimiento establecido en este, lo culminó con éxito aquel 28 de febrero de 1980".
Pero también lo tuvo desde el punto de vista político, según Escuredo, porque "en la medida en que las llamadas nacionalidades históricas" se ubicaban en el norte de España, y Andalucía en el sur contribuyó, de algún modo, "a la vertebración política de España en términos territoriales, así como en la redistribución del poder".
El acceso de Andalucía a la condición de nacionalidad "desfiguró" en gran medida la perspectiva nacionalista, "ya que la autonomía política no quedaba vinculada solo a valores identitarios, o sujeta a interpretaciones historicistas de la Constitución", y de paso fue mucho más participativo que el de ratificación del resto de las nacionalidades.
Ángel López, que precedió en la palabra al que definió como un "compañero de lucha del socialismo democrático", ha asegurado que "la historia de aquellos días desde la lucha por el referéndum" de autonomía andaluza no habría sido igual "tal vez ni siquiera habría sido", sin Rafael Escuredo.