El neurólogo y neurofisiólogo clínico José Ramón Valdizán ha explicado que la prueba del Potencial Evocado Cognitivo P300 o 'test de la verdad' puede servir para acotar la búsqueda de los retos de la joven Marta del Castillo, asesinada hace cinco años en Sevilla. Según ha precisado, esta prueba "no solo sirve para buscar", sino también "para descartar" dónde no hacerlo.
Este especialista, que ha sido jefe de servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, fue quien el pasado 18 de diciembre realizó esta prueba por primera vez para una investigación judicial, en ese caso a Antonio Losilla, que se halla en prisión como presunto autor de asesinato de su esposa, Pilar Cebrián, desaparecida en Ricla (Zaragoza) en abril de 2012.
Sobre la posible petición de que someta al 'test de la verdad' a Miguel Carcaño, asesino de Marta del Castillo, quien ha dado hasta siete versiones sobre el paradero del cuerpo, Valdizán ha manifestado en declaraciones a Europa Press que "estoy dispuesto a colaborar", si bien por ahora "no tengo notificación judicial, ni policial", ni ninguna información oficial al respecto.
No obstante, ha asegurado que si se lo solicitan, colaborará "para ayudar esa familia". "Es un caso que a todos nos ha acongojado, un drama que nos llega a la sensibilidad" y "si tengo una herramienta que he utilizado, aunque solo sea en un caso, y les puede servir, con mil amores les puedo ayudar, si el juez decide que sea yo y el hospital".
Según ha apuntado, en este caso, "me imagino que nos darán lugares que la policía quiera investigar", y por su parte, pedirá emplazamientos "que ha descartado la policía" porque la prueba "podría servir para descartar sitios", ya que "no solo sirve para buscar, sino para no buscar".
El especialista, que ha opinado que el P300 podría arrojar luz al caso, ha manifestado que su utilidad dependerá "de la información previa que nos aporte la policía judicial", que servirá para "hacer una jerarquización de los estímulos" que se muestran a la persona a la que se le hace, como fotos y textos, de los que se obtiene una respuesta cerebral que "no se puede manipular" y que está relacionada con un recuerdo vivido.
FIABILIDAD
Valdizán ha comentado que la fiabilidad de esta prueba está cifrada en al menos el 87 por ciento y ya se utiliza de forma pericial en otros países, como en Estados Unidos, para "casos de terrorismo", así como en Japón, con unas 5.000 pruebas por parte de la policía cada año.
El especialista ha indicado que "se está usando de forma progresiva en una serie de países" puesto que "cada día se necesitan pruebas más objetivas" y en casos de criminalidad complicados "el Derecho necesita que se incorporen herramientas que, a nivel científico, se usan en otros campos del conocimiento" y ha puesto el ejemplo del ADN, que ahora "nadie rechaza".
En su caso, la ha estado utilizando de forma clínica durante casi 20 años en el Hospital Miguel Servet para casos de déficit de atención y autismo y ha subrayado la preparación del personal de enfermería del Hospital Miguel Servet y del resto de profesionales del centro, así como la colaboración de la dirección para poder efectuar esta prueba, aportando "una experiencia colectiva" que "no es fácil de encontrar en España".
Valdizán ha aclarado que el objetivo de esta prueba es "la búsqueda de restos", no determinar si la persona es inocente o culpable, algo que compete a los jueces y que "no puede decidir una máquina". Concretamente, ha apuntado que, para ayudar a una investigación policial, "si alguien ha hecho un homicidio y ha guardado los restos, intentamos averiguar mediante fotos o frases en que sitio están".
Esto se consigue mediante una onda, la P300, "que extrae de la memoria episódica algún tipo de recuerdo, cercano o lejano" a partir de un estímulo, como una foto o una frase. El recuerdo que se obtiene "no tiene que ser una novedad" y es algo "relevante" y "vivido". La onda se llama P300 porque "a partir del estímulo, la onda tarda al menos 300 milisegundos en aparecer".
Esta prueba "no se puede modificar voluntariamente" y el tiempo en que se vivió lo que se recuerda "no cuenta demasiado". Valdizán ha indicado que "valoramos siempre aquella respuesta cerebral cuya altura de onda es mayor" puesto que eso indica "más información y de mejor calidad".
Así, "si tenemos tres fotografías y en la segunda la onda es más alta, ahí en donde están los restos", para matizar que "no decimos esta es la verdad", sino "estas son las probabilidades".
EXPLORACIÓN
La duración de esta prueba es de unas dos horas, si bien requiere una preparación previa más prolongada y adecuada, especialmente en la selección de los estímulos que se le muestran a la persona para ver su impacto cerebral. El análisis posterior puede durar unas dos semanas.
Valdizán ha relatado que la prueba se realiza en una habitación a oscuras para que las pupilas de los ojos se dilaten más y perciban mejor los estímulos. Se coloca en la persona sometida a ella un gorro de electrodos y se la sitúa a un metro de distancia de una pantalla de ordenador, en la que se le van mostrando las diferentes imágenes y frases, alternándolos de forma aleatoria.
Dos monitores registran la imagen de la persona y el electroencefalograma, respectivamente, y, después, se comprueba la coherencia y validez de la información obtenida de este último, se extraen los datos y se analizan.
El especialista ha indicado que esta prueba "es válida para cualquier tipo de persona" porque todas posee la onda P300, si bien cuando el individuo es de mayor edad "es más lenta", algo que se tiene en cuenta. También permite acceder a recuerdos que están en el subconsciente del individuo.