El francés acusado de un asesinato cometido hace doce años en Sevilla, y que se esclareció diez años después por el ADN, ha admitido hoy que golpeó y amarró a la víctima para robarle droga y dinero, lo que finalmente no logró, y ha asegurado que cuando abandonó la casa el hombre seguía vivo.
En un juicio celebrado en la Audiencia de Sevilla, Dominique P., de 49 años, ha explicado que se desplazó desde Francia a Sevilla para dar un "golpe" con información que le dio un italiano con el que coincidió en una cárcel francesa.
Tras seguir diez días a la víctima, camarero del bar Tío Tom, ha asegurado que entró en su casa dándole un empujón aprovechando que estaba abriendo la puerta con la llave, y ha reconocido que le golpeó varias veces en la cara y le amarró las manos con unas bridas de plástico porque estaba muy nervioso mientras sus compinches italianos le esperaban fuera de la vivienda.
Luego lo llevó hasta la caja fuerte de la casa, en la que posteriormente se encontraron casi 4 kilos de cocaína y 8.000 euros, lo que permitió descubrir una red de tráfico de drogas, aunque la víctima no le dio ni la clave ni la llave, y huyó de la casa cuando unas personas que desconocía llamaron a la puerta de la vivienda y entró en estado de "pánico".
El acusado, para el que la Fiscalía pide 20 años y 8 meses de cárcel por asesinato con alevosía y robo en grado de tentativa, ha reconocido que es un ladrón pero no un asesino, ha subrayado que nunca ha matado a nadie y que no tenía motivo para hacerlo con Francisco C.C.
Al final del juicio, en declaraciones a los periodistas, ha criticado a la justicia española por la ausencia en su juicio de testigos que consideraba importantes.
Uno de los policías que acudió al lugar del crimen, una vivienda adosada de la calle Vib-Arragel de Sevilla, ha dicho hoy que nunca vio un lugar con tanta sangre, y el agente que hizo las pruebas concluyentes ha precisado que las muestras se tomaron de sangre que había en el vestíbulo, en un dormitorio, junto a la caja fuerte y en la puerta del salón.
También se halló perfil genético del acusado en una colilla que había un cuarto de baño de la casa, cuyo propietario y además dueño del bar fue condenado en el 2005 a 16 años de cárcel por participar en una red de narcotraficantes descubierta a raíz del asesinato del camarero.
La víctima fue localizada atada de pies y manos, aunque el acusado ha dicho que él solo le ató las manos, y la vecina de la víctima que llamó a la Policía ha dicho que oyó sollozos y golpes "brutales" hasta el punto de que se le movía un cuadro de su casa.
El acusado, de 49 años y en libertad desde el 29 de mayo del 2014, se encontraba cumpliendo condena en la cárcel francesa de Mauzac cuando su ADN fue introducido en una base de datos internacional y coincidió con el hallado en el lugar del crimen.
El cerrajero que abrió la puerta tras el asesinato ha apuntado que la casa estaba "patas arriba" y varios policías han confirmado el desorden de la vivienda y los muebles que había rotos.
El abogado del acusado, de oficio, ha pedido que se le condene por un homicidio doloso y por un robo en grado de tentativa, y ha resaltado que antes de que la policía entrara en la casa lo hizo el dueño, que tres años más tarde fue condenado por narcotraficante tras las escuchas a las que fue sometido.