Felipe Benjumea, expresidente ejecutivo de Abengoa y presidente de honor desde hace mes y medio, visitó el viernes la sede central de la empresa en Sevilla, el campus Palmas Altas, junto a los dos hermanos propietarios del grupo vasco Gestamp, Jon y Francisco Riberas. Gestamp, a través de su filial Gonvarri, negocia un acuerdo con la banca acreedora de Abengoa para tomar hasta el 28% del capital por 350 millones de euros que aportaría en dos ampliaciones sucesivas de capital.
Pese a que Benjumea oficialmente no desempeña funciones ejecutivas en Abengoa, es quien ha propiciado la llegada de Gestamp como salvador de Abengoa frente a las duras pretensiones de ajuste impuesta por la banca para evitar la suspensión de pagos.
Los hermanos Riberas entraron por el acceso general, a la vista de todos los empleados, y no por el aparcamiento subterráneo. Es relevante que ni el presidente de Abengoa, José Domínguez Abascal, ni el consejero delegado, Santiago Seage, acompañaran a los previsibles nuevos propietarios en su visita pública. Benjumea lanza así el mensaje interno a sus dos mil empleados de Palmas Altas de que quien sigue ejerciendo el poder real en la empresa es él.
Además, según las fuentes consultadas, Felipe Benjumea dejó de acudir a la sede de Palmas Altas durante una semanas en medio de las tensas negociaciones con la banca para sacar adelante la ampliación de capital de 650 millones y antes de que se conociera el acuerdo de bases con Gestamp. El propio Domínguez Abascal le habría solicitado dejar de acudir a Palmas Altas por la presión de la banca, que fue la que le obligó a dejar sus funciones ejecutivas en septiembre.
También visitaron las instalaciones de la universidad jesuita Loyola, y su escuela de negocios. Tanto Benjumea como los hermanos Riberas fueron estudiantes de colegios y universidades jesuitas.