El jóven solitario Ícaro, empeñado en tocar el sol, de repente cae del cielo hasta aterrizar en un frondoso bosque. Un bosque repleto de mágicas criaturas que, mediante sus enseñanzas, van transformando al jóven. Así comienza Varekai -“en cualquier lugar” en lengua romaní-, el espectáculo del Circo del Sol que, inspirado en el mito griego de Ícaro, ya ha cautivado a medio mundo con su mágica fusión de colores, voces, acrobacias, piruetas y bailes.
Una combinación que no sólo esconde originalidad, también diversidad, principalmente en el elenco, lo que les ha llevado a inventar una lengua para sus canciones pues, como explica Isabel Corradi, una de las cantantes y bailarina italiana, el Circo del Sol congrega hasta veinte nacionalidades. “El público no necesita entender lo que cantamos, lo que importa es nuestra intención y eso la gente puede sentirlo”, explica la cantante, quien reconoce que para ella el fin del espectáculo es “llegar a tocar el corazón del público”. Y es que Corradi, que ahora interpreta a La Musa, lleva doce años viajando, cantando y bailando en el equipo del Circo del Sol, de ahí que lo considere “una pequeña familia”.
Aunque también hay miembros noveles, como el músico madrileño José Manuel Pizarro, que lleva doce meses formando parte del espectáculo y que asegura sentirse “entusiasmado y agradecido al equipo”. Equipo en el que la edad va desde los 21 hasta los 35 años, en el que hay más hombres que mujeres y en el que cada traje, peluca, zapato y detalle están hechos a medida y a mano. Así como la música, pues cada pieza entremezca tantas melodías e instrumentos que es como si viajaramos a distintos rincones del mundo.
Un español entre los 50 artistas
El elenco cuenta con músicos de hasta 19 países diferentes, entre ellos José Manuel Pizarro, madrileño con raíces andaluzas.