Carmen Ramírez murió en 2005, hace ya once años. Y nos resistimos a olvidar su testimonio de vida entregada a los demás, a sus campanilleros, a su defensa a ultranza de la mujer, al reinvento permanente del Belén… Carmen Ramírez aparecía por las Redacciones como un vendaval de ilusiones invitando a todos a sus eventos que no paraban… En invierno todo lo vinculado a la Navidad, el resto del año sus campañas a favor de la mujer… Rodeada siempre de animosos fervores belenistas, de luchas contra la adversidad, de combates a muerte con los problemas de reconocimiento de los méritos femeninos… Carmen Ramírez, un torbellino de ilusiones que resumía su vida siempre en lucha. Y nosotros nunca la olvidaremos como la gran luchadora del amor al prójimo.
Escritora que colaboró con “Mujer emprendedora” que desde muy joven se interesó por los temas femeninos y luchó por hacer visible el papel renovador de la mujer en la sociedad andaluza. Meses después de su fallecimiento, Manuel Bellido, director de “Mujer emprendedora”, la definía en su artículo de ‘Con Permiso’ como “formidable impulsora del papel que la mujer tiene que desempeñar en la sociedad”, y decía sobre ella que “no puedo resistir la tentación de decirte en voz alta y públicamente que te has quedado en nuestros corazones, que ha valido la pena todo lo que has hecho, lo que has escrito y lo que nos has trasmitido con tu intenso vivir y que muchas mujeres y hombres de Andalucía, esta tierra que tanto amabas y promocionabas en tus viajes por el mundo, tienen hoy en ti un faro de luz para no perderse en los días de niebla”. A día de hoy, la Fundación Escritora Carmen Ramírez se encarga de seguir luchando por lo que ella batalló durante toda su vida: la igualdad.
Hablar de Carmen Ramírez es meterse de lleno en el espíritu navideño, en el más puro y tradicional andaluz. Profesora y escritora fallecida en 2005, el legado que dejó esta sevillana ha sido rescatado por un grupo de amigos que en 2006 decidieron crear una fundación que lleva su nombre. “Era una enamorada de la Navidad y una gran defensora de la mujer”, afirma la presidenta de la Fundación Carmen Ramírez, Concepción García, quien destaca la obra escrita de la también pedagoga y socióloga: “Llegó a escribir cuatro tomos de Campanilleros y Villancicos, entre otros títulos como Teatro Leído de Navidad, Mujeres y Hombres del Siglo XXI y Mujeres Andaluzas”.
En el afán de seguir el camino de Ramírez, lo primero que retomaron de su trabajo fue el Concurso de Campanilleros y Villancicos y el Pregón de Navidad. “Nos gustaría hacer charlas con motivo del Día de la Mujer, pero esto es un proyecto de futuro”. Una veintena de coros participaron en el concurso de villancicos y campanilleros celebrado en la Iglesia de San Marcos. Un certamen que, en las categorías de infantil, adulto y educación especial, convive con otros de dibujos y narraciones navideñas en centros educativos. Por su parte, el Hermano Mayor de la Estrella, Manuel Domínguez del Barco, fue quien pregonó la Navidad este año. “Organizar todo esto supone esfuerzo, pero la ilusión que vemos en los actos que hacemos nos recompensa”.
Una de las tradiciones sevillanas y andaluzas más arraigadas en la religiosidad popular de la época, eran los villancicos, que interpretaban los coros de campanilleros y que se mantenían no sólo en gran número de parroquias de la capital sino en los pueblos de la provincia, donde alcanzaron prestigio. Cada Navidad y aun antes, los coros de campanilleros recorrían durante la noche y madrugada las calles de la ciudad, después de actuar en algunas iglesias. Eran famosas las llamadas “Jornaditas” en conventos y templos, en las que se representaba la Natividad de Cristo. Sobre este tema es fundamental la aportación hecha por la investigadora Carmen Ramírez . Dentro del campo del villancico tiene capital importancia el cancionero navideño, donde ocupa un lugar de honor el que cantan todos los coros andaluces y que dice:
“En los pueblos de mi Andalucía
los campanilleros por la madrugá.
Me despiertan
con sus campanillas y con sus
guitarras me hacen llorar.
Me pongo a cantar.
Y al oírme tos los pajarillos
que están en las ramas
se echan a volar”.
Hay noticias que no por esperadas dejan de ser dolorosas; yo sabía que Carmen Ramírez debía estar muy mal, cuando en vísperas de las fiestas recién pasadas no recibimos en la redacción de ABC su entrañable visita, con la que cada año, y trayéndonos a sus amigos una simpática figurita de nacimiento, nos felicitaba la Navidad. Y el triste presagio lo vi cumplido cuando leí el pasado domingo la necrológica que le dedicó mi querida compañera Clara Guzmán.
Y Carmen, que tanto ruido dio a lo largo de su vida con esos campanilleros que adoraba y por cuyo auge tanto luchó con el concurso de coros que organizaba, así como a través de los libros a ellos dedicados que escribió, se ha ido de este mundo sin hacer ninguno. Tanto, que no quiso que nadie supiera de su enfermedad y dejando escrito en sus últimas voluntades que no se publicaran esquelas mortuorias, porque no deseaba molestar a nadie viéndose obligado a visitarla ni teniendo que ir a su entierro.
Pero también dejó escrito, y es lo que me mueve a redactar estas líneas, que a expensas de los bienes terrenales que ha dejado se cree la Fundación “Escritora Carmen Ramírez”, para que su legado intelectual e investigador no se pierda y todos los interesados en él puedan estudiar su ingente obra. Descansa en paz querida amiga. (De José Luis Montoya, en Abc.)