Abengoa anunció oficialmente la semana pasada que abandona, tras un retraso de tres años en su ejecución, el macroproyecto de construcción del acueducto El Zapotillo, en México. Se trata de uno de los dos macroproyectos de conducción de agua que la empresa española consiguió antes de entrar en crisis a final de 2015. El otro, en la ciudad de San Antonio (Texas), fue vendido a una empresa estadounidense en medio de las críticas de las autoridades locales por la desinformación y la petición de créditos que no se utilizaron para la realización del proyecto,
Pero la empresa sevillana que presiden Gonzalo Urquijo se va de El Zapotillo con el planteamiento de presentar una reclamación de indemnización de unos 2.000 millones de pesos mexicanos (unos 95 millones de euros al cambio actual), según informa la prensa local mexicana. Con ello pretende recuperar la inversión que asegura que ha realizado en el proyecto en los años transcurridos.
Esta indemnización sería equivalente al 44% del presupuesto de licitación del proyecto que Abengoa ganó en 2011 (4500 millones de pesos mexicanos). Las obras se pararon poco después de esa adjudicación por denuncias judiciales de poblaciones afectadas por la obra, y como recuerda la prensa local no se ha construido un sólo kilómetro de los 140 que se prevén en el proyecto para llevar agua potable a varias poblaciones mexicanas mediante ese acueducto.
El comunicado enviado la semana pasada por Abengoa a la Bolsa de México explica que ha renunciado al contrato de construcción y gestión de ese acueducto durante 25 años “sin responsabilidad a la concesión a su favor”. Es decir, que la compañía pretende no sumir ningún coste por el abandono del proyecto sin hacer.
El gobernador del Estado de Guanajuato, Miguel Márquez, donde se localiza este proyecto, aseguró la semana pasada: “Hace bastante tiempo que no queremos ya a Abengoa, porque nos ha hecho perder mucho tiempo, no queremos a Abengoa, ha sido una posición tanto del municipio como del Estado”.