La exhumación de los restos de Franco avalada por una sentencia unánime del Supremo ha vuelto a poner sobre la mesa qué hacer con los restos del general Queipo de Llano que reposan en la basílica de la Macarena. A las puertas de las elecciones generales celebradas este domingo 10 de noviembre, la Hermandad de la Macarena volvió a concentrar los focos mediáticos por ser en su interior donde están enterrados el general golpista con su esposa.
La Junta de Andalucía de PP y Cs ya ha dejado claro que es necesario un desarrollo reglamentario de la Ley de Memoria para poder abordar qué hacer con dichos restos. La consejera de Cultura, Patricia del Pozo, ha recordado de manera insistente que la hermandad ya procedió en su momento, voluntariamente, a la retirada de todos los símbolos que estaban alrededor de la tumba y que resultaban contrarios a la Memoria. Del Pozo llegó a esgrimir un informe realizado en julio de 2017 por petición expresa del entonces vicepresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Jiménez Barrios (PSOE), en el que el Gabinete jurídico de la institución señalaba que "resulta cuando menos discutible, en atención a la información de la que disponemos" que la tumba sea un elemento contrario a la Memoria Democrática.
Pues mientras las administraciones se ponen de acuerdo y actúan, la Hermandad ha acelerado uno de sus proyectos pendientes, un columbario en el subsuelo del templo donde irían los restos de Queipo de Llano y su mujer, retirándolos así del espacio público que supone la Basílica, por donde diariamente pasan cientos de fieles y visitantes. Así lo acordó este pasado domingo el Cabildo de hermanos de la Macarena.
El columbario estará situado bajo el camarín de la Virgen de la Esperanza, en la actual Sacristía, y tendrá una capacidad de entre 1.700 a 4.000 restos mortales según la disposición final elegida.
La familia de Queipo de Llano siempre ha defendido que los restos de sus familiares debían quedarse en la Basílica.