El hotel Inglaterra de Sevilla, emblemático establecimiento de cuatro estrellas situado en el centro de la capital hispalense desde hace 163 años, ha cerrado este jueves por primera vez en su historia por la pandemia de coronavirus.
Manuel Otero, su director, ha explicado a Efe que se queda alojado en una habitación como único huésped "para no abandonar el barco", y ha afirmado que ha sido de los últimos hoteles en cerrar sus puertas.
Otrero ha subrayado que ha intentado aguantar abierto el máximo tiempo posible, aunque finalmente ha tenido que cerrar porque así lo ha ordenado el Gobierno.
De hecho, el vicepresidente de la Junta y consejero de Turismo, Juan Marín (Cs), ha pedido este jueves al Gobierno que decrete el cierre de todos los hoteles "salvo aquellos que sean estrictamente necesarios", de forma que sus propietarios puedan acogerse a las medidas aprobadas por la crisis del coronavirus.
"La inmensa mayoría de los hoteles están cerrados y se han puesto a nuestra disposición para disponer de ellos. La colaboración es absoluta, pero el daño económico va a ser tremendo", ha advertido Marín, que ha detallado que ha hecho llegar una carta con esta petición al ministro de Sanidad, Salvador Illa, como "mando único".
El número de hoteles cerrados en Andalucía a causa de la pandemia de coronavirus se ha elevado este jueves hasta los 766, frente a los 586 de la jornada anterior, según ha informado la Federación Andaluza de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Fahat).
El hotel Inglaterra, con 90 habitaciones y ubicado en la Plaza Nueva, a 250 metros de la Catedral, emplea habitualmente a 55 personas, aunque el cierre ha obligado a su director a presentar un expediente de empleo para cincuenta de ellos porque el resto se queda para un servicio mínimo de vigilancia y mantenimiento.
Cuando empezó la crisis del coronavirus, Otero pensaba estar abierto aunque fuera "bajo mínimos", aunque no ha podido hacerlo, ha lamentado antes de vaticinar que esta situación se mantendrá al menos dos meses.
El director del hotel ha mostrado su extrañeza por el hecho de vivir a partir de ahora en una habitación, a lo que no está acostumbrado porque reside habitualmente en la casa de su madre, que se comunica con el establecimiento pero con la que no quiere estar por "precaución" porque tiene 88 años y es población de alto riesgo para ser contagiada por coronavirus,.