El jueves de
Corpus, uno de los tres jueves del año que brillan más que el sol,
ha deslumbrado más si cabe gracias a la sencillez de una celebración llena sólo de mensaje y de gestos hacia los que más han sufrido y siguen sufriendo el golpe de la crisis del Covid-19. Como consecuencia de la pandemia del coronovarirus, “
nuestra procesión de este año será muy sencilla”, reconocía el
obispo auxiliar de la Archidiócesis de Sevilla,
Santiago Gómez Sierra, en la homilía que pronunció al continuar el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, con problemas de visión. Tanto la misa como la procesión claustral se han podido seguir en directo en 7TV Andalucía en un programa conducido por el director del equipo de La Pasión, Víctor García Rayo.
“
Os pido que lo que perdamos en esplendor, lo ganemos en fervor”, ha resaltado Gómez Sierra, tras recordar que la procesión claustral que se ha celebrado en el interior del templo metropolitano estaba especialmente
dedicada a los profesionales sanitarios y personal de servicios esenciales que “han servido a los enfermos y moribundos hasta la extenuación”.
Este año no ha habido custodia de Arfe por las calles, ni paso de San Fernando, ni romero, ni bulla de fieles en el centro de la ciudad. En ausencia de todo ello, tal y como recomiendan las autoridades sanitarias, ha habido
una procesión para el recuerdo formada por uniformes de la Cruz Roja, de petos de Cáritas, de uniformes de los cuerpos y fuerzas de seguridad y de batas blancas. Una procesión para no olvidar estos últimos tres meses “que no esperábamos” y para los que “no nos sentíamos preparados”, ha reseñado el obispo auxiliar ante las autoridades y miembros de la sociedad civil que han podido participar presencialmente en la misa celebrada en la Catedral. El
aforo máximo permitido era de 611 personas y el
uso de mascarillas, obligatorio.
El Corpus es día festivo en Sevilla. Este año, además, ha sido puente para muchos. A todo esto se le añade que ya es posible la movilidad entre provincias, lo que ha llevado a muchos sevillanos a echarse a las carreteras en busca de las playas de Cádiz y Huelva después de tres meses desde que se decretó el estado de alarma. Pese a todo, a mediodía en los bares, todavía a medio gas, se ha podido ver trasiego de mesas, muchas de las cuales lucían el letrero de reservado.
En la
Puerta de la Asunción de la Catedral, han sido varias decenas de sevillanos los que esperaban la
bendición del arzobispo antes de que concluyera la misa del Corpus. Éste ha sido uno de los
momentos especiales de la celebración inédita del Corpus que se ha vivido este jueves en Sevilla. Un día en el que la Archidiócesis ha vuelto a pedir que “
no pasemos de largo ante el hombre de lleno de heridas y tendido en la cuneta”, en alusión al “
estupor por la suerte de millones de trabajadores que se están quedando sin trabajo, por la suerte de las víctimas de la crisis de la década anterior y por los nuevos pobres que ha generado la pandemia. Con la superación de esta tragedia, no va a acabar el sufrimiento que no ha hecho más que empezar con la economía seriamente afectada”.
El
alcalde de la ciudad, Juan Espadas, ha destacado que el Corpus de 2020 ha sido
“excepcional” en unas
“circunstancias delicadas”. “El estado de ánimo nos invita a ver la luz al final del túnel” después de meses en los que el personal de servicios esenciales ha conseguido “parar el virus con su trabajo y con la exposición de sus vidas”, ha apostillado Espadas.