La
Cartuja, el parque científico y tecnológico que ahora alberga, fue un
laboratorio de innovación hace ya casi 30 años en materia climática. Las técnicas de refrigeración ensayadas en el recinto con motivo de la Exposición Universal de 1992 (quién no recuerda las pérgolas con los aspersores o la gran esfera climática que todavía puede verse en el parque) fueron un ejemplo de cómo combatir las altas temperaturas que, tres décadas después, son un problema de dimensión mundial.
En 2021, la Cartuja volverá a ser un espacio de referencia en la lucha contra el
cambio climático para lograr un modelo de ciudad más sostenible. Y lo hará recurriendo a una innovación del primer milenio antes de Cristo.
El
proyecto se llama CartujaQanat y toma el nombre de un invento de los persas. Un qanat es una galería subterránea para captar agua y transportarla. La iniciativa, que supondrá la recuperación de parte de la
Avenida Thomas Alva Edison ( entre la calle del Agua y Leonardo da Vinci), está lidera por el Ayuntamiento, que cuenta con la participación de seis socios (
Emasesa, Gerencia de Urbanismo, PCT Cartuja, Universidad de Sevilla, Instituto Eduardo Torroja del CSIC y Fundación Innovarcilla) y que acaba de sacar a licitación el proyecto de ejecución de las obras por
3,4 millones de euros.
Fin del plazo de licitación
Se prevén trabajos de construcción de “inmuebles multifuncionales, instalación de estructuras metálicas, trabajos eléctricos y de instalación de ventilación”, según reza la licitación del proyecto. El plazo para la presentación de ofertas termina el próximo 25 de enero.
CartujaQanat cuenta con un
presupuesto de cinco millones y está cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional a través de la Iniciativa Urban Innovative Actions, quien aporta el 80%. El Ayuntamiento abrió el pasado mes de junio un proceso de participación ciudadana para definir el modelo de gestión y usos del nuevo espacio.
¿En qué se traducirá CartujaQanat? Empecemos por el final: permitirá recuperar para el ciudadano una zona que está abandonada desde hace años. Se logrará mediante el s
istema acueducto-Qanat, un zoco y un anfiteatro.
El qanat servirá para enfriar el aire mediante su paso sobre una lámina de agua a baja temperatura, que se encuentra en circulación por el interior de una estructura prefabricada de hormigón que se instala bajo rasante, junto con conductos para la circulación del aire. Este sistema se dispondrá en el acueducto y sobre la cubierta del zoco. El acabado en superficie de los qanats será con césped.
Zoco, elemento principal
El zoco, explica el Ayuntamiento en su página web, será el elemento principal y estará ubicado en el centro del bulevar (una superficie aproximada de 750 metros cuadrados). Se ha previsto su acondicionamiento climático tanto para el verano como para el invierno.
Se construirá un espacio semienterrado, con una profundidad de dos metros. Contará con una cubierta plegable y el interior será diáfano. Se dispondrán gradas en todos sus laterales, excepto en la fachada sur. Entre las gradas y los qanats habrá vegetación. La cubierta plegable permitirá “hacer suyo” también el espacio exterior anexo al zoco, en la zona este, que se puede convertir en una plaza anexa.
Cada una de las fachadas del zoco tendrá un tratamiento diferente acorde con las necesidades de control solar y viento definidas por el equipo técnico encargado de la redacción del proyecto, compuesto por Emasesa y la Universidad de Sevilla.
El anfiteatro se recuperará pensando en la época estival. Así, se rehabilitará la estructura, desmontando la cubierta textil, que se encuentra en un estado muy deteriorado, y reponiéndola por nuevas lonas.