Experimentar con el paisaje es lo que ha hecho Abraham Lacalle (Almería, 1962) en sus últimos diez años de carrera. A través de óleos, acuarelas y dibujos, el artista establece una relación “diegética” con el paisaje, en la que la naturaleza deja de ser un simple elemento estético para convertirse en el motor de un profundo análisis sobre la dificultad de las relaciones entre el hombre y su entorno y una crítica a la sociedad que le rodea. Una selección de cuarenta de estos trabajos del artista pictórico, enmarcado en la generación de los ochenta, podrá verse hasta principios del mes de octubre en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, en el CAAC.
El comisario de la exposición, Iván de la Torre, ha destacado, este martes en la presentación de la muestra, la amplia y rica variedad de recursos plásticos e intelectuales mediante los que Lacalle establece la relación entre sociedad y naturaleza: “La reinvención alegórica, la investigación en torno a la carga simbólica de la imagen, la intertextualidad narrativa o los impactos morfocromáticos de sus últimas creaciones”.
Experimentos con el paisaje alberga tres obras de gran formato realizadas ex profeso para la muestra. En la sala donde se exponen encontramos de frente Oceánico, que muestra un gran transatlántico reflejado en el mar. Con ello el autor nos llama a reflexionar sobre el tráfico de mercancías, algo que es imprescindible para la sociedad, pero que a la vez puede ser una bomba de relojería para la naturaleza. Es una obra poderosa y a la vez pacífica, que muestra la “belleza en el desastre”. A la derecha está Funambulista, que presenta un paisaje apocalíptico, húmedo, con el protagonismo de la figura femenina en diálogo con la naturaleza. Y a la izquierda, en Roble y piedra, Lacalle plantea una reflexión sobre las condiciones de creación y hasta qué punto determinan el resultado de la obra.
Un grupo de dibujos realizados durante la pandemia y que se presentan por primera vez en esta exposición lo muestra con claridad. El Cazo muestra un cazo y otros utensilios en una piedra alrededor de la vegetación, donde no aparece el hombre, que estaba refugiado, alejado de la naturaleza, un paisaje que la sociedad siempre intenta transformar y adaptar a sus deseos. Esta reflexión queda capturada justo frente al conjunto de dibujos, en una sala donde en coloridas acuarelas el orden del paisaje se ve corrompido por falsas fachadas de casas, representadas como si fueran decorados de cine. Así hace Lacalle Experimentos con el paisaje.
