Los juegos de cartas son un clásico que no pasa de moda para acabar con los momentos de aburrimiento, y sin duda, uno de los inmortales es el solitario; un juego perfecto para aquellos que buscan pasar un buen rato jugando a las cartas, ya que no están cerca de acompañantes o amistades en ese momento.
Una de las razones que lo convierte en el juego perfecto es precisamente la facilidad de sus jugabilidad, tanto así que los niños de a partir de 7 años son capaces de disfrutarlos y empezar a disfrutar de sus ventajas
Un oxigenante para el cerebro que se vuelve una dosis de energía
Dejando de lado el entretenimiento y como puede hacernos pasar unos minutos divertidos, es necesario señalar el interés de este juego para activar el cerebro. Se trata de una alternativa para dispersar toda la ansiedad y estrés a la que podríamos estar sometidos en el día a día.
Además, se trata de una excusa ideal para que nos podamos aislar un poco de todo, descansar y distraerse. Algo que en casos puntuales puede resultar muy beneficioso para minimizar los niveles de sensaciones negativas, sobre todo en aquellas personas que tienden a tener altos niveles de estrés y ansiedad.
Más de un sólo juego
Una de las ventajas más divertidas es que hay casi un juego para cada ocasión. Así pues, podemos encontrar diferentes juegos de solitario, así como aquellos con temáticas particulares como carta blanca o el popular Solitario Spider.
Algunos pueden requerir más habilidades que otros, o simplemente tratarse de una temática. En cualquier caso, viviremos una experiencia divertida y que además de adaptarse a cada jugador, nos brindará beneficios mentales.
Mejora la concentración y la memoria
De acuerdo con estudios disponibles online, el juego del solitario es una herramienta que permite la estimulación de la concentración y de la memoria. De esta forma más que un juego, se convierte en un recurso con el que se pueden fortalecer las funciones cerebrales por medio de una estimulación cognitiva positiva.
Esto además se traduce en un disfrute que hace que deseemos jugar y recibir sus beneficios con mayor frecuencia, además, se puede ver como un tipo de ejercicio que puede reducir el riesgo de padecer enfermedades cerebrales y retrasar el deterioro cognitivo.
Estimula la creatividad
Cuando nos encontramos frente a un juego que tiene reglas, nuestro cerebro se vuelve una máquina de pensar cómo podemos utilizar las reglas a nuestro favor, solucionar los problemas que se presenten y en resumen, encontrarle la maña al juego.
Esto es especialmente importante en los más pequeños de la casa, ya que se volverán personas más creativas y con una capacidad de resolver problemas enorme, sin mencionar que estimula sus conocimientos aritméticos.
Una nueva forma de aprender a manejar la frustración
Particularmente al momento de estar aprendiendo a jugar, es posible que no lleguemos a completar la partida; sin embargo, esto se volverá una experiencia con la que podemos mejorar, y esto puede trasladarse a la vida diaria. De forma que podamos mejorar ante los acontecimientos, gestionar la frustración que puedan ocasionar e incluso, llegar a mejorar nuestra autoestima.