El domingo 19 de junio tendremos Elecciones Autonómicas al Parlamento de Andalucía en su duodécima legislatura, en las que se elegirán 109 diputados y se presentarán para dichos cargos los representantes de los partidos políticos del PSOE, PP, CIUDADANOS, ADELANTE ANDALUCÍA-ANDALUCISTAS y la coalición ADELANTE ANDALUCÍA, ANTICAPITALISTAS, PRIMAVERA ANDALUZA y con apoyo externo de DEFENDER ANDALUCÍA, VOX, POR ANDALUCÍA, con la coalición IULVCCA, MÁS PAÍS ANDALUCÍA, VERDES EQUO ANDALUCÍA, INICIATIVA DEL PUEBLO ANDALUZ, ALIANZA VERDE ANDALUCÍA con apoyo externo de PODEMOS ANDALUCÍA.
Está claro que ya no hay bipartidismo, aquello se acabó, creo que gracias al Movimiento 15 M, cuya bandera fue la denuncia de la estructura antidemocrática, que convertía la farsa electoral en legitimación del sistema. Sin embargo, cabe preguntarse, si algo, además ha cambiado o todo sigue igual. Parece que el cambio ha sido escaso, mismos perros con diferentes collares. PP y PSOE siguen monopolizando y acaparando, tanto en parlamentos autonómicos como en Ayuntamientos. La lucha sigue en las asambleas ciudadanas procurando reforzar y desarrollar el movimiento popular y fortalecer la democracia.
Los políticos nos siguen hablando de Democracia para fijar y delimitar un sistema que solamente quiere ciudadanos mudos, desidiosos, manejables y que cada cuatro años vuelquen su trozo de papel en una urna.
Sí, nos acercamos otra vez a un período de elecciones que pone en marcha toda la maquinaria de los diferentes partidos y que, para nosotros, los ciudadanos de a pie conllevará un período de deliberación constante, fruto de una serie de alusiones electorales consecutivas aburridas, de las que oiremos y veremos anuncios, eslóganes, soflamas y publicaciones de muy diferente contenido, pidiendo el voto para tal o cual candidatura.
¿Es que realmente en Andalucía gobierna el PP porque así lo quiso la mayoría con su voto? No, obtuvo mayoría el PSOE, pero la actual ley electoral así lo permite.
La Ley Orgánica de Régimen Electoral (LOREG) vigente desde 1985, reformada en 2011, ya ha cumplido su función y ha consentido el pluralismo ideológico, territorial y la sucesión política, pero ha quedado obsoleta en varios aspectos ante la evolución de la sociedad española y las imposiciones del mundo digital. Las dificultades perseveran y es necesario y urgente el cambio. Otra cuestión que se debe revisar, es el sistema de cuota de género, porque, aunque en formaciones pequeñas la paridad de género es menor, suelen ser los hombres los cabezas de lista. Se podrían realizar muchos más cambios, pero no me voy a extender, pues pienso que no hay reforma electoral que determine y solucione por sí misma y sola todos los problemas, aunque tampoco debería seguir siendo una ley anticuada y desfavorecedora. No se debe continuar socavando la obligación del votante, su compromiso con la política, pero tampoco fomentar la antipolítica.
