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Última Columna

Tiempo de lamentos Sanchopancistas

De cómo la mágica pluma del insigne escritor permite a Sancho, paradigma de simpleza y sentido común, lamentarse de forma grandilocuente

Publicado: 02/06/2023 ·
08:36
· Actualizado: 02/06/2023 · 08:36
Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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En este blog se pretende compartir análisis, reflexión y algo de conocimiento contigo persona lectora

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 Citar a Cervantes en este texto bien pudiera parecer arrogante, cuando se trata de observar cómo la mágica pluma del insigne escritor permite a Sancho, paradigma de simpleza y sentido común, lamentarse de forma grandilocuente. Siempre, pero más aún en tiempos de lamentos, leer y releer pasajes de las fantásticas desventuras del hidalgo Quijano y su acompañante Sancho es edificante y divertido. No tanto, que también, por las curiosísimas circunstancias en las que se desenvuelven ambos personajes, muy ajustadas a la época, sino por las respuestas tan disparatadas o inteligentes, según se mire, que ambos dos protagonizan. No obstante, en esas idas y venidas por el texto cervantino es posible tropezarse con algún pasaje que sorprende por inesperado. Porque, de tanto leer, se acaba “oyendo hablar” a los protagonistas de esas desventuras. Viene a cuento una entrevista que mantuvo Carlos Alsina con Arturo Pérez Reverte, sobre su novela “Revolución”- ambientada en la guerra civil revolucionaria de principios del siglo XX-, en la que se resaltaba el enorme trabajo literario que suponía conseguir que el lector pudiera leer (oír en su imaginación) el habla mexicana (mejicana). En esta curiosa entrevista el periodista sorprendió, en dos ocasiones, al escritor al presentarle tanto un video juego que desarrolla la trama de la novela, como también el audiolibro de la novela, narrado con la voz, nada menos, que de Imanol Arias.

D. Miguel de Cervantes narra, en el capítulo LII (52) de la primera parte del Quijote titulado: De la pendencia que don Quijote tuvo con el cabrero, con la rara aventura de los deceplinantes, a quien dio felice fin a costa de su sudor” de como arremete Don Quijote contra una procesión de carácter religioso de los llamados “disciplinantes”, ya que se auto infringían dolores a fuerza de “latigarse” ellos mismos. De como estos, al defenderse del ataque del caballero de la triste figura, le descabalgaron a golpes. De cómo Sancho que corría tras él “no hizo otra cosa que arrojarse sobre el cuerpo de su señor” creyéndole muerto y lamentándose amargamente de ello. Y los allí presentes “oyeron que Sancho Panza, con lágrimas en los ojos, decía…” Toca ahora leer (y oir) lo que Cervantes puso en boca de Sancho para ir analizando esos lamentos. - ¡Oh flor de la caballería, que con sólo un garrotazo acabaste la carrera de tus tan bien gastados años! -¡Oh honra de tu linaje, honor y gloria de toda la Mancha, y aun de todo el mundo, el cual, faltando tú en él, quedará lleno de malhechores, sin temor de ser castigados de sus malas fechorías! -¡Oh liberal sobre todos los Alejandros, pues por solos ocho meses de servicio me tenías dada la mejor ínsula que el mar ciñe y rodea! -¡Oh humilde con los soberbios y arrogante con los humildes, acometedor de peligros, sufridor de afrentas, enamorado sin causa, imitador de los buenos, azote de los malos, enemigo de los ruines, en fin, caballero andante, que es todo lo que decir se puede!

¡Que extraña forma de hablar de este Sancho pueblerino, sencillo hasta más no poder! De existir la categoría de “Sanchopancistas” quienes a ella pertenecieran ¿se asombrarían de la locuacidad de este Sancho compungido por el dolor de la perdida de su señor? Sorprende en boca de Sancho expresiones como “Oh liberal sobre todos los Alejandros”.“Oh flor de la caballería”. “Oh honra de tu linaje, honor y gloria de toda la Mancha, y aun de todo el mundo”. Oh humilde con los soberbios y arrogante con los humildes, acometedor de peligros, sufridor de afrentas, enamorado sin causa, imitador de los buenos, azote de los malos, enemigo de los ruines”. Aunque, en buena lid, advertir queda que este texto finalizaba esta gloriosa primera parte. Siendo cosa normal que en este postrer momento la pluma pudiera estar explorando algún derrotero que barruntara las nuevas aventuras que en la mente del escritor conformarían la segunda parte de tan magistral obra.

Fdo Rafael Fenoy

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