“Ay, cómo se nota el dinero, eh”. Esta es la respuesta que recibió una joven de 30 años de Torrent, Valencia, cuando se presentó en el Centro de Salud Torrent I con una analítica realizada en una clínica privada ante las evasivas de los médicos de la sanidad pública.
La situación roza lo desesperante. La joven lleva más de un año buscando confirmaciones médicas ante problemas estomacales, mareos y casi desmayos. Mientras tanto, el personal sanitario únicamente ofrece un sinfín de pruebas que no dan ningún tipo de luz.
¿El resultado? Unos niveles de hierro en sangre que no han hecho más que caer en picado. Actualmente, su nivel de hierro en sangre es de 4 mcg/dl, cuando lo recomendado entre mujeres de 18 a 39 años es de 10 a 120 mcg/dl.
Una de las soluciones ofrecidas para frenar la caída es una transfusión de sangre, aunque la efectividad sería temporal.
El centro de salud ofreció apenas unas pastillas y una cita con el médico de cabecera prevista para dentro de un mes. Así, la joven tuvo que optar por una análisis vía clínica privada para demostrar con hechos que se estaban equivocando.
Pese a todo, la respuesta del sanitario fue entre irónica y vergonzosa: “Cómo se nota el dinero”.
Se trata de un nuevo caso que refleja la crítica situación que vive la sanidad pública de la Comunitat Valenciana, con el sindicato médico en pie de guerra, con retrasos de hasta 20 horas en servicios de urgencia y con denuncias de falta de material y de quirófanos.