La Junta Central de Usuarios y la Confederación Hidrográfica del Júcar han acordado, por fin, que el trasvase Júcar-Vinalopó se inicie el próximo mes de mayo. Se enviarán 18 hectómetros cúbicos a las comarcas del Vinalopó y del Alacantí, en principio, hasta el mes de diciembre y a un precio de 0,29 euros el metro cúbico.
Se pone así en marcha una infraestructura que hasta ahora había funcionado de manera residual y que ha supuesto históricos enfrentamientos entre cuenca y regantes.
Los problemas datan de 2005, con la llegada al ministerio de Medio Ambiente de la socialista Cristina Narbona, miembro del primer gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Con ella llego la derogación del trasvase del Ebro, pero también el nuevo trazado del Júcar Vinalopó, llevando la recogida de aguas a la desembocadura del río valenciano, algo que disgustó a los regantes alicantinos, que aludían a la baja calidad del agua en esa zona.
Se ha tardado 17 años en conseguir un consenso, que finalmente dará sentido a una infraestructura en la que se ha invertido más de 500 millones de euros.
Satisfacción en el Consell por este acuerdo y también en la Comunidad General de Usuarios del Medio Vinalopó y l’Alacantí, que esperan el acuerdo suponga una normalización de la llegada de agua del Júcar y que permita que en 2027 ya no se extraiga agua de los acuíferos.
Menos contentos están los grupos ecologistas como Acció Ecologista, Ríos con Vida o Xúquer Viu, que consideran con esta medida se incrementa la sobreexplotación, asignando recursos muy por encima de los volúmenes disponibles, y sin tener en cuenta el cambio climático.