Pese a este descenso generalizado, la Conferencia Episcopal considera que las vocaciones sacerdotales han aumentado este año ya que los alumnos de los seminarios mayores sí se han incrementado, en concreto un 3,4%, al pasar de 1.223 el pasado curso a 1.265 en el actual, tal y como ha dado a conocer con motivo del Día del Seminario.
No obstante, si en 2008-2009 había en los seminarios españoles (tanto menores como mayores, así como en el arzobispado castrense) un total de 2.675 alumnos, en 2009-2010 la cifra ha bajado a 2.602, lo que supone un descenso del 2,7%.
Especialmente significativo es el descenso en los alumnos del seminario menor (donde se puede hacer la ESO y el bachillerato), al pasar de 1.452 alumnos en 2008-2009 a 1.337 en 2009-2010, una bajada del 7,9%, lo que contrasta con el ya citado aumento del 3,4% de los seminarios mayores.
Por comunidades autónomas, destaca el incremento en el seminario de Cantabria, del 150%, al pasar de 8 a 20 alumnos en el último año.
A mucha más distancia se sitúan Murcia, donde aumentó un 33,8% (de 74 a 99); Cataluña, con un crecimiento del 19,2 (de 104 a 124 alumnos), y Andalucía, con un 7,4% más (de 433 a 465 seminaristas). Incrementos ya menores se registran en el País Vasco (6,6%), Aragón (5,9%) y la Comunidad Valenciana (3,6%).
Respecto a los descensos de las vocaciones hacia el ministerio sacerdotal, la comunidad que ha registrado una mayor bajada es Extremadura (-30,5), seguida de Canarias (-14,6) y Castilla-La Mancha (-12,1%).
En términos absolutos las comunidades con mayor número de seminaristas en la actualidad son Madrid, donde cursan sus estudios 478 alumnos (entre seminario mayor y menor) y Andalucía, con 465 futuros sacerdotes.
Hace veinte años, estudiaban en los seminarios de todo el país 6.404 alumnos, más del doble que en la actualidad. Castilla y León encabezaba esta lista, con 1.365 alumnos, seguida de Galicia, con 836.
La mayoría de las diócesis españolas celebraron ayer el Día del Seminario, una jornada que se creó en 1935 y que tiene como objetivo suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades cristianas.