Este no es un cierre cualquiera, por lo que ha creado un gran revuelo en el panorama musical sevillano y el público habitual de esta sala, que el año pasado acogió a 180 bandas y a 25 dj´s, lo que le valió el premio UFI a la mejor sala de conciertos de España. Además, Malandar es la única gran sala de conciertos que queda en el casco urbano de Sevilla. Según Moreno, a lo largo del día de hoy mantendrá una reunión con el director de Medio Ambiente, Joaquín Peña, y la delegada de Cultura, María del Mar Sánchez Estrella, para buscar una solución.
Tampoco es un cierre aislado. Hace escasamente dos meses que tuvo que cerrar sus puertas, tras una redada policial, la sala Kafka, referente de la música electrónica en Sevilla. Ambos locales se encuentran en el entorno de la Alameda de Hércules, que está viendo seriamente mermado su atractivo como zona de ocio nocturno alternativo.
Desde el Ayuntamiento aseguran que el precintar un local es la culminación de un proceso que viene precedido “de denuncias y sanciones”. Moreno asegura que desde que abrió Malandar en 2005 los problemas con los vecinos se reducen a sólo una persona concreta.
Fuentes especializadas consultadas por este periódico confirmaron que 92 decibelios es un límite imposible de cumplir para realizar un concierto.