Cuando la falta de oportunidades se convierte en la tónica diaria, hacer las maletas, dejar una vida atrás, el pueblo o la ciudad que te vio nacer, en busca de un trabajo, un futuro, es la única salida posible. Pocos son los que deciden abandonar su tierra por voluntad propia. La gran mayoría lo hacen porque no tienen otra opción. Y lo triste es que esta medida no es sólo para la juventud, sino que se está convirtiendo en la única salida posible para cientos de padres y madres de familia que se ven obligados a irse lejos, ya sea con sus hijos o sin ellos para que a estos no les falte el pan nuestro de cada día.
Esta idea es una de las que subyace bajo las numerosísimas cifras, categorías y tablas de Excel que contiene la Estadística de Variaciones Residenciales en Andalucía de 2013. En ella se distinguen las migraciones interiores —las que ocurren dentro de la comunidad, de un municipio a otro, se salga o no de la provincia de origen— y las exteriores, que se subdividen, a su vez, en las nacionales —resto de España— y las internacionales; esto es, aquellos andaluces que se instalan en el extranjero, o los foráneos que llegan a la región. Gente que va y gente que viene, en suma, pero de cuyo estudio se pueden extraer conclusiones, cuanto menos, interesantes. La principal, y la que destaca el propio Instituto Andaluz de Estadística, es que, por primera vez desde el año 1996, el saldo migratorio de la comunidad arroja cifras negativas: en otras palabras, que hubo más salidas que entradas —con independencia de si el origen y destino es fuera o dentro de España—. El número exacto: -16.750 personas. El saldo migratorio, en el caso de la provincia gaditana, también es negativo: -749. Salieron más ciudadanos de los que llegaron durante el año pasado. Nada extraño en una tierra donde se soporta el porcentaje de paro más alto de toda España e, incluso, del continente.
Similares resultados se obtienen en el análisis de la capital, con un saldo migratorio que también está en negativo: -485. La estadística muestra datos curiosos que pueden llegar a ser relevantes para conocer algo más de la idiosincrasia gaditana.
Por ejemplo, de los 1.610 habitantes de la capital que decidieron trasladarse a otro municipio, pero sin abandonar la comunidad autónoma, más de la mitad prefirió quedarse dentro de los límites provinciales; en concreto, 1.309 personas. En el caso de abandonar la provincia de la luz por otra andaluza, la última opción, escogida tan solo por 11 gaditanos, la representó la provincia de Almería. El otro extremo lo ocupa Sevilla, que es la provincia más demandada por los gaditanos a la hora de cambiar de residencia (135 personas).
El estudio permite conocer, asimismo, qué municipios, dentro de la provincia gaditana, fueron los favoritos por los habitantes de la capital para hacer la mudanza. Y destaca entre los destinos más demandados San Fernando, que dio la bienvenida a 453 gaditanos en 2013.