Si hay una comparsa que mantiene su estampa de fuerza es sin duda el grupo de Fali Mosquera, que no escatima en ofrecer sus energías para interpretar un tipo al que le mete decibelios y pasión en cada una de sus coplas.
Como la que le canta a la hija que debe conformarse con ver a su padre en la distancia a través de la pequeña pantalla.
El drama sirio y la inmigración completan los pasodobles lúgubres.
Los cuplés, con dudas en su interpretación, redondean un pase que remata con un popurrí y una algarabía que se prolonga y que no cesa hasta el final.