Si hace un año me aseguran, pero con perseverancia y convicción, que el Parlamento europeo consideraría el gas y la nuclear como energías verdes, yo habría respondido entonces, y solo entonces, que había tantas posibilidades como opciones tenía el Madrid de ganar la Champions si, por el camino, se encontraba a PSG, Chelsea, Manchester City y Liverpool. Así ha sido en ambos casos. Y es que en la vida todo depende de las circunstancias.
Un buen amigo, cuando le preguntan cómo está, siempre responde que depende de con quién le comparen. De según cómo se mire, todo depende, decía también el inolvidable Pau Donés en
Jarabe de Palo. Sin guerra, la energía nuclear era el diablo y las centrales térmicas de carbón, lucifer. Endemoniamos a ambas por distintos y justificados motivos, pero fundamentalmente por la peligrosidad y falta de solución a los residuos de la nuclear, y la contaminación y el alto precio del carbón en la segunda. Ahora, ante el riesgo de que alemanes, franceses e italianos pasen frío este invierno, ya hemos alterado las prioridades y el cambio climático pasa a un segundo término. Incluso, Macron pretende asumir el control total de la empresa eléctrica EDF en el marco de esa batalla energética, que ha desatado la invasión de Putin.
El gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz sufre una crisis de consecuencias impredecibles, aunque la demoscopia ya está dando alguna pista de lo que puede pasar como continúen por la misma vereda. ¿Está el Gobierno español mal? Pues, según con quien lo compares. Si miras por Londres, cágate lorito. Allí hay un primer ministro, que superó hace un mes una moción de censura de los suyos (tories), y que ahora se ha visto obligado a dimitir tras la desbandada de más de cincuenta altos cargos de su ejecutivo. A Boris, desde Europa, habría que decirle aquello de tanta paz lleves como dejas. Alguien que no respeta lo firmado -en relación al acuerdo del Brexit y el protocolo irlandés- no merece añoranza ni reconocimiento alguno desde la Unión Europea. Quizás, la indiferencia es la mejor de las actitudes. El Brexit ha dividido a la sociedad del Reino Unido, ha incentivado el interés de Escocia por convocar un nuevo referéndum de independencia e, incluso, ha fagocitado a tres primeros ministros: David Cameron, Theresa May y ahora Boris Johnson. Y lo que te rondaré.