En la
Bahía de Algeciras andan temerosos. La escasa información que les llega, al no estar presentes en la mesa de diálogo, hace que caminen por el sendero del recelo ante un inminente acuerdo sobre Gibraltar tras el
Brexit y las consecuencias que éste tendría sobre la economía campogibraltareña.
Antes del verano, el presidente de la
Autoridad Portuaria algecireña, Gerardo Landaluce, envió un escrito al ministro Albares en el que pedía igualdad fiscal y aduanera entre los tres puertos estratégicos del Estrecho: Bahía de Algeciras,
Tánger y
Gibraltar. Ayer, las empresas portuarias campogibraltareñas expresaban, en esa misma línea, su temor a que el acuerdo entre Reino Unido y Unión Europea pueda suponer -con otras palabras- la
tostá mantecá por los dos lados para las sociedades radicadas en el Peñón.
Este malestar es consecuencia de la escasa información que les llega ya que ni el Campo de Gibraltar ni la Junta de Andalucía están presentes en la mesa de negociación y, en consecuencia, las noticias que reciben son a través del cuentagotas que maneja el jefe de la
Diplomacia española.
En principio, durante los próximos días tendremos (o no) más claridad. El ministro Albares comparece el viernes en la comisión de Exteriores del Congreso para informar de los avances en las negociaciones y, pocos días después, se reúne con
alcaldes campogibraltareños y representantes del Gobierno andaluz. La historia dice que cada acuerdo sobre Gibraltar ha supuesto un perjuicio para la comarca vecina, especialmente para
La Línea, y un beneficio para los llanitos. Es hora de no repetir ese error.
Todos queremos un buen acuerdo que beneficie a ambos lados de la frontera, pero
sin precipitación. Que el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, forme parte de la delegación negociadora del Reino Unido, y que ningún representante del Campo de Gibraltar integre la representación española es ya un problema de inicio a la hora de negociar. Como no puede ser de otra manera, los alcaldes de la zona están a pie de obra. Conocen los problemas que la relación con Gibraltar y el contencioso generan en sus respectivos municipios. Pueden dar una visión certera y real de lo que ocurre. Está bien informarles previamente o a posteriori, como hace Albares, pero el Campo de Gibraltar debe estar en la mesa y, por supuesto, el
Gobierno andaluz.