Si el temporal de lluvia lo permite, Arriate volverá a celebrar este domingo su tradicional Día del Vieja, una fiesta que se remonta al siglo VXIII, pero que en los dos últimos años tuvo que ser cancelada por la pandemia.
Los arriateños volverán a pasar una jornada en el campo, rodeados de familiares y amigos y disfrutando de algunos de los platos más típicos y deliciosos de este municipio serrano, como el salmorejo pobre, los limones dulces y los rosquillos de vino, acompañados de las diferentes variedades de chacina que se producen en la localidad. No puede faltar una buena hogaza de pan o una botella de mistela casera.
El Día de la Vieja no es exclusivo de Arriate, ya que también se celebra en otros puntos de Andalucía y de la Serranía de Ronda. Por ejemplo, en La Cimada, Los Prados, Serrato y Cuevas del Becerro. Sin embargo, no se sabe con exactitud cuál es su origen.
Rafael Carlos Melgar, concejal del Ayuntamiento de Arriate, explica que la historia que se ha transmitido de unas generaciones a otras en el pueblo está relacionada con la Cuaresma: “Decimos que este día se parte la Vieja porque llegamos a la mitad de la Cuaresma, es decir, dejamos atrás la vieja y comenzamos la nueva. Es algo que se viene realizando en Arriate con anterioridad al año 1.700” explica.
Al parecer, la antigua Iglesia Católica obligaba a sus fieles a cumplir ayuno y abstinencia. Sin embargo, el pueblo se rebeló, consiguiendo que se les permitiera tener un día de Acción de Gracias para compensar tanta dureza. Es decir, el Día de la Vieja se vivía como una jornada de descanso de la exigente penitencia cuaresmal en el que muchos andaluces salían al campo a comer, beber, cantar y bailar. Otros estudios sostienen que se trata de una celebración por la llegada de la primavera que nada tiene que ver con el cristianismo y que ya festejaban en la Antigüedad las civilizaciones mediterráneas.
En cualquier caso, esta fiesta pagana se ha convertido en una tradición y, aunque ya no se va al campo andando cesta en mano, son muchos los arriateños que viven fuera del municipio que regresan a su pueblo para disfrutar de esta jornada de celebración. En los días de lluvias, dicen los más ancianos del lugar, se celebraba en un lugar de la casa que no fuese de uso cotidano para darle un toque especial. Una solución muy práctica para no dejar de festejar.