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San Fernando

El buque 'Juan Sebastián de Elcano', noventa años sin límites

El nuevo crucero será el número 89. Le preceden dos millones de millas náuticas navegadas por todos los mares del mundo y con recaladas en más de 70 países

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Sábado, 5 de marzo de 1927, tres de la tarde. En los astilleros gaditanos, una botella se estrella contra el casco de un enorme velero de cuatro mástiles. Desde el mascarón de proa, la diosa Minerva observa atenta la botadura del "Juan Sebastián de Elcano", el nuevo buque escuela de la Marina.

Noveno de su estirpe, formará en el mar a los futuros oficiales de la Armada y representará a la nación en los puertos extranjeros, un alto cometido amadrinado en el arsenal militar de Cádiz por Carmen Primo de Rivera ante la presencia del ministro de Marina, Honorio Moreno Carvajal y del primer comandante del buque, el capitán de fragata Manuel de Mendívil.

Con su incursión en el mar, ya está plenamente dispuesto para iniciar una singladura que hoy aún continúa viva. El buque escuela "Juan Sebastián de Elcano" cumple este domingo noventa años surcando las aguas del Atlántico y adiestrando a generaciones y generaciones de guardiamarinas.

Y los festeja en plena forma, con todo preparado para afrontar el próximo 12 de marzo un nuevo crucero de instrucción. Todos los años el decano de los buques escuela suele realizar uno, en ocasiones dos, y casi siempre fuera de España.

Diez de ellos han consistido en una vuelta al mundo, siguiendo los pasos del marino español que le da nombre y que en 1522 fue el primero en lograr la gesta, como reza el escudo de armas que el otorgó el Rey Carlos I.

"Tu primus circumdedisti me" ("Tú has sido el primero en rodearme") dice la leyenda latina, que también lleva grabada el "Juan Sebastián de Elcano".

El nuevo crucero será el número 89. Le preceden dos millones de millas náuticas navegadas por todos los mares del mundo y con recaladas en más de 70 países.

Al mando del capitán de navío Victoriano Gilabert Agote, el velero llevará a bordo a 76 guardiamarinas de la 419 promoción del Cuerpo General, 149 de Infantería de Marina y 92 de intendencia en una travesía que se iniciará dentro de una semana en Cádiz y recalará el día 18 en Santa Cruz de Tenerife.

El bergantín-goleta de la Armada partirá tres días después a Santo Domingo y, desde allí, irá a Nueva York, para después volver a cruzar a una velocidad de hasta 11 nudos el Atlántico rumbo a la ciudad pontevedresa de Marín, sede de la Escuela Naval Militar.

El 4 de junio continuará ruta hacia Dublín, Den Helder y Amberes para regresar el 12 de julio a Marín y finalizar viaje el 21 de julio en la bahía gaditana.

Serán cerca de cinco meses, la mayoría en el mar, en los que los guardiamarinas se familiarizarán con "Blanca", "Almansa", "Asturias" y "Nautilus", los cuatro palos verticales que recuerdan a los cuatro predecesores del "Juan Sebastián de Elcano".

También, con sus 94,1 metros de eslora y 13,15 de manga, con el aparejo cuchillo y el trinquete cruzado y las 20 velas de más de tres mil metros de superficie que le han permitido cruzar el Atlántico sin propulsión adicional en siete ocasiones y registrar en 1991 una velocidad máxima de 17 nudos.

Años antes, el 15 de enero de 1955, el buque escuela registró otro de sus récords: una escora de 48 grados mientras realizaba uno de los cruceros.

Para poder afrontar situaciones como ésta, los guardiamarinas participarán durante la instrucción en todas las maniobras, como ya hicieron en 1958 el Rey Juan Carlos y en 1987 el entonces Príncipe Felipe.

Los del Cuerpo General de Infantería de Marina serán formados en navegación, astronomía, meteorología, táctica anfibia, seguridad y protección, maniobra e inglés, asignaturas del plan de estudios del cuarto curso de carrera.

Los de Intendencia realizarán el crucero en el primero de sus dos años de formación específica de la Armada, en la que ingresan tras finalizar estudios universitarios.

A todos les aguardan horas a bordo con más de doscientas personas en un buque que, además de temporales, ha sabido capear adversidades políticas -no pudo zarpar durante la Guerra Civil-, el paso de los años -con paradas para someterse a obras de rehabilitación en 1956, 1978 y 2012- y adaptarse a los nuevos tiempos para alcanzar, nueve décadas después de su botadura, una vida útil todavía por delimitar

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